El PRI, durante décadas, se mantuvo en el poder gracias al corporativismo, organizaciones que aglutinaban a obreros, burócratas, maestros entre otros. Aunque el PRI se encuentra en la lona recuperándose y lamiéndose las heridas, los líderes sindicales no quieren soltar el poder, un poder omnímodo que les ha permitido vivir como verdaderos sultanes y amasar importantes fortunas.
Ejemplos concretos como verdaderos tótems del sistema político que fenece, aparecen Víctor Flores, líder de los ferrocarrileros que ya se amarró por otro periodo, de igual modo Carlos Romero Deschamps, pastor de los petroleros, quien previniendo la llegada de AMLO, cambio a modo todas sus secciones y no se queda atrás; Víctor Fuentes guía de los electricistas, quien salió más abusado al reelegirse hasta el 2025, y en el SNTE, aunque es muy probable que salga Juan Díaz de la Torre, llegará a poner orden la maestra Elba Esther Gordillo.
Así que, si los trabajadores mexicanos creían que, con la llegada del nuevo presidente electo en automático se daría la tan ansiada democratización sindical, pues ya se dieron cuenta que no será tan fácil. Aunque en este nuevo escenario se debe de tomar en cuenta que se avecina la Reforma Laboral y que los diputados y senadores buscarán acotar las manos largas de los líderes sindicales.
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