Juan Díaz de la Torre sale por la puerta de atrás, por donde sale la servidumbre

Juan Díaz de la Torre FOTO: WEB

Nunca defendió a los maestros de la mal llamada Reforma Educativa, es más, los vendió como un cordero pascual que tenía que ser sacrificado para tener contento al inquilino del Palacio Federal. Fue premiado por su abyección y sus servicios de mayordomía fueron bien pagados. Sus más cercanos allegados, como verdaderos chupasangres, se encargaron de capturar a 300 mil maestros con créditos leoninos que eslavizaban a los maestros con descuentos vía nómina.

Juan Díaz de la Torre fue, el Frankenstein que hizo la maestra Elba Esther a su imagen y semejanza, su error fue levantar la mano contra la mujer que le dio todo. A su hijo lo hizo diputado y dirigente político, a él lo hizo secretario seccional y le dio un lugar privilegiado a la diestra de su hacedora. Hoy, como la parábola de los talentos, regresa y pide cuentas y como el esclavo flojo y ladino, Juan Díaz de la Torre está entregando malas cuentas.

Es más, no debió de sentarse en la silla que no le correspondía. No obstante, el canto de las sirenas que suelta el poder lo sedujo al grado de ponerse en contra de su hacedora. Hoy, Juan Díaz de la Torre sale por la puerta de atrás, por donde sale la servidumbre.

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