Dos implicados en el fraude de la Torre Pediátrica ya han salido libres. Uno de ellos Juan Antonio “N”, quien era secretario de Salud de Javier Duarte. El otro César Augusto “N”, el constructor que tenía a su cargo construir la Torre Pediátrica, edificio que a causa de un fuerte ventarrón ya se estaba cayendo a pedazos. Juan Antonio “N” salió por motivos de salud; al parecer el encierro no le cayó muy bien, por lo que después de que lo valoraran los médicos le permitieron que se fuera para su casa. El otro, César Augusto “N”, salió libre después de que la jueza Alma Aleida Sosa cumplió un amparo federal y cambió la medida cautelar del implicado por lo que se le dejó en libertad.
¿Quiere esto decir que tanto Juan Antonio “N” como César Augusto “N” ya están limpios, inmaculados, libres de toda culpa? No es así. El nuevo sistema de justicia penal, que ha demostrado tener tantas fallas, les brinda el beneficio de continuar su proceso en libertad. En algunos casos es un acierto, en otros casos un desacierto.
Finalmente, las pruebas aportadas por la Fiscalía deben de ser robustas como para que se les vincule a proceso y ante el riesgo de que escapen, como en su momento lo intentaron, debían permanecer en la cárcel hasta que se les dicte sentencia. Pero con eso de que el nuevo sistema de justicia penal beneficia más a los que agravian que a los agraviados, muchos funcionarios se atreven a robar, a defraudar, después de todo el castigo no es equivalente al daño que se causa; ahí está el caso de Javier Duarte.
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