El millonario Bill Gates no sólo ha destacado como fundador de Microsoft, una empresa tecnológica multinacional de computadoras. También sorprendió al mundo con la presentación, en Pekín, China, de la revolución de inodoros que no requieren agua o alcantarillado. Sin duda, es importante que use su inteligencia para resolver problemas; sin embargo, su capacidad debería ser aprovechada también para la elaboración de proyectos que permitan reducir la pobreza, violencia y la marginación.
La técnica contempla utilizar productos químicos para convertir los desechos humanos en fertilizantes. Y es que según cifras oficiales más de la mitad de la población mundial carece de instalaciones sanitarias limpias y cómodas, lo que muestra claramente un área de oportunidad en la fabricación del producto. Gates buscó un retrete con tecnologías punteras y sistemas sanitarios para hacerlos más baratos y fáciles de instalar.
La fundación de Gates ha comprometido aproximadamente 200 millones de dólares para el proyecto de inodoros, una cantidad muy elevada de dinero, cuyo producto no parece muy indispensable para la vida de las personas, pero que sí contribuye al cuidado ambiental. Cabe mencionar que la expectativa es que el mercado para los inodoros supere los seis mil millones de dólares en 2030. Sin duda el estadounidense ha tenido éxito en otras ocasiones y no se esperaría menos esta vez. ¿Será que así como puso una computadora en cada casa, pondrá un inodoro que convierte las heces en fertilizante en cada hogar?
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