Sencillamente, la Reforma Educativa fue un rotundo fracaso

Enrique Peña Nieto promulgando la Reforma Educativa FOTO: WEB

Después de la aplicación de la Reforma Educativa, el Gobierno Federal le apostaba a elevar la calidad educativa y a la mejoría de las escuelas. Se esperaba que la infraestructura de las escuelas fuera mejorada y que el nivel de desempeño docente se incrementara. Desde luego que el centro de la Reforma Educativa apuntaba al mejoramiento de los índices de aprovechamiento escolar de los alumnos.

Sin embargo, después de seis años de su aprobación y aplicación, la Reforma Educativa no ha cumplido con los preceptos prometidos. La calidad de la educación no ha mejorado. Según demuestran las evaluaciones a los alumnos, ni siquiera existe un diagnóstico de la infraestructura de las escuelas que sirva para subsanar las necesidades prioritarias, es más, los profesores no han sido profesionalizados con nuevos estándares.

Y no es que sus detractores lo digan, esas son conclusiones de la propia Auditoría Superior de la Federación (ASF). La realidad y el panorama no son positivos, al menos en el nivel básico, el 48.1 por ciento de los alumnos tiene problemas de comprensión lectora.

También en matemáticas no se cantan mal las rancheras, el 56.7 por ciento de los alumnos se encuentra en la estadística más baja de comprensión matemática. De manera que aquellos que dijeron que con la Reforma Educativa la situación sería distinta, sencillamente se equivocaron. La Reforma Educativa fue un rotundo fracaso, por cierto, muy costoso.

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