José Ortiz Medina / Pareciera que los electores le extendieron a Andrés Manuel López Obrador un cheque blanco, y AMLO y su equipo de trabajo no estarán a la altura de las circunstancias. Muy por el contrario, están cometiendo desde ahora, errores que impactan a la economía nacional y siembran mucho nerviosismo entre los inversionistas.
Como muestra de lo anterior, ahí les van algunos temas neurálgicos:
1.- La agencia Moody’s alertó sobre el riesgo de bajar no sólo la calificación de Pemex, sino de la deuda soberana de México, si realmente el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, suspende las exportaciones de petróleo. Mientras tanto, Fitch Ratings mantuvo sin cambios la calificación de Pemex, pero bajó la perspectiva de estable a negativa, lo que coloca a la empresa en la antesala de una posible baja en su calificación. Fitch explicó que su decisión se debió a la incertidumbre sobre la futura estrategia comercial de Pemex y el deterioro en la métrica de crédito después de impuestos. Aunque muchos sostienen que los mercados serán el principal contrapeso en la Cuarta Transformación, la respuesta de López Obrador fue criticar a Fitch y a la Reforma Energética. Aseguró que se trata “sólo de una opinión” que no representa ningún riesgo para Pemex, y pidió a Fitch que “asuma su responsabilidad por avalar la reforma” que, dijo, ha resultado un fracaso porque no se ha extraído “ni un solo barril de petróleo en cuatro años”. Por su parte, la futura secretaria de Energía, Rocío Nahle, calificó de “absurda” a Fitch y aseguró que no entiende a qué se refiere con incertidumbre sobre estrategia comercial cuando se han anunciado que habrá inversiones de más de 70 mil millones de pesos para incrementar la producción petrolera, rehabilitar las refinerías y construir una nueva. Lo que deben entender tanto López Obrador como Nahle es que Fitch, Moody’s, Standard and Poor’s y HR Ratings, no dan avales a ningún programa o reforma gubernamental. Lo que califican es la capacidad de pago de las deudas de una empresa o de un gobierno. Y tampoco reaccionan ante críticas sino ante medidas correctivas por parte de las empresas o de los gobiernos para mejorar su perfil de deuda. (Excélsior, “Desde el piso de remates”, Maricarmen Cortés).
2.- Subordinar la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) a la Secretaría de Energía (Sener) afectaría la calificación soberana de México, advirtió la calificadora Moody’s al futuro Gobierno. “La autonomía de la CRE y de la CNH es pilar importante de la reforma energética de 2013 que abrió el sector energético de México a la inversión privada. La ley propuesta sería un paso hacia atrás y afectaría la calidad crediticia soberana de México, al socavar nuestra evaluación de su fortaleza institucional”, afirmó la calificadora en un comunicado. La semana pasada, el grupo parlamentario de Morena propuso una iniciativa de ley para que la CRE y la CNH pierdan su autonomía y pasen a formar parte como dependencia sectorizada de la Sener. La medida debilitaría el marco institucional del Gobierno mexicano (que tiene una calificación A3 estable), un factor importante en el análisis de la capacidad crediticia, dijo Moody’s.
“El cambio regulatorio también erosionaría la confianza de los inversionistas, generando dudas sobre la consistencia y previsibilidad de las políticas del nuevo Gobierno, medidas similares podrían ser extendidas a otras entidades, afectando su efectividad”, afirmó la calificadora.
La participación no gubernamental es importante para el País, agregó, ya que el País carece de suficiente capital para invertir en el sector. “Las empresas estatales como Pemex y CFE tienen un capital limitado, por lo que, una menor autonomía regulatoria, la transparencia y la imparcialidad reducirían el apetito por la inversión privada en los sectores del petróleo y energía en México, lo que podría incrementar la alta dependencia del País en el combustible importado, tanto petróleo como gas”, afirmó. (Reforma, 23/10/2018).
3.- Citibanamex identifica 4 costos de cancelarse el NAIM en Texcoco:
a). El costo en productividad de cancelar la única opción viable para expandir la capacidad aeroportuaria de la zona metropolitana de la Ciudad de México.
b. Las multas financieras y la pérdida de capital ya invertido el cual alcanza los 120,000 millones de pesos o 0.5% del Producto Interno Bruto (PIB), contando más de 1.3 mdd de recursos públicos ya devengados.
c. Se intensificará la percepción en los mercados de que la administración AMLO tomará decisiones públicas de forma discrecional y populista: la inversión privada enfrentaría un ambiente económico y legal más incierto hacia el futuro.
d. Las variables financieras se verían impactadas. La cancelación también limitaría “severamente” la disponibilidad para financiar Santa Lucía o cualquier otra alternativa. Para Citibanamex el escenario “más probable -y más positivo” es que se continué con la construcción del NAIM en Texcoco “aunque recientemente se ha ido volviendo un pronóstico reservado”. (expansión.mx)
Lamentablemente, éstas no serán las únicas decisiones o posturas populistas de AMLO que generarán zozobra en los mercados financieros.
López Obrador cada vez más demuestra que se quedó anclado en el pasado, concretamente en la década de los 70s, en lo que los economistas identifican como la economía de estado, economía estatizante o el famoso “desarrollo estabilizador”.
AMLO y su próxima secretaria de Energía, Rocío Nahle, se quedaron con la añeja idea de construir refinerías para ya no importar gasolina, cuando el futuro de la energía no será esa en 20 o 30 años. En dos o tres décadas (o mucho antes), el “boom” serán las energías renovables, los autos híbridos, eléctricos o con páneles solares. Pero don Andrés Manuel y doña Rocío, cada vez más se van acercando al modelo venezolano, que en lugar de despetrolizar la economía, se metieron en un profundo hoyo del que no han podido salir. Debemos apostarle más al turismo, al campo y a crear nuestras propias tecnologías. De lo contrario, al rato tendremos a un Estado que todo lo quiere controlar, en detrimento de la iniciativa privada. Tendremos un Estado obeso, inoperante, anacrónico y no acorde a los nuevos tiempos de la globalización económica.
AMLO y su equipo le apuestan más al asistencialismo social, y chance ese clientelismo electoral les da un poco más de oxígeno para refrendar el triunfo en los comicios de 2024. El problema será para 2030, cuando tengamos un país con problemas económicos estructurales derivado de una mala planeación macroeconómica.
Pero los chairos piensan todo lo contrario: le aplauden todo a AMLO, sin percatarse de que existe el riesgo de que el tabasqueño, con estas malas estrategias económicas, nos conduzca al despeñadero. Guarden esta columna en una cápsula del tiempo y la releen en 12 años. Por el bien del país, ojalá AMLO enderece el rumbo y el futuro para nuestros hijos sea mejor.
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