En un holocausto el “chivo expiatorio” es una figura muy importante, pues ese sacrificio carga con todos los pecados de un pueblo. En el caso del pueblo judío se tenían que asar ciertas partes grasas del chivo para que el aroma fuese el equivalente a las oraciones de los que se arrepienten de sus pecados. Rosario Robles es un “chivo expiatorio”, ya lo dijo el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.
En su comparecencia en el Congreso Federal, son varios los diputados que la quieren hacer birria, que se la quieren comer en tacos. Pero no va a ser tan fácil. Rosario Robles tiene mucha labia y muchos paleros que suben a defenderla. Extrañamente, los que más la acusan son los diputados del PRD, del PAN y de Movimiento Ciudadano. Los diputados de Morena están muy calladitos.
Sólo el diputado Fernández Noroña, que pertenece a la bancada del Partido del Trabajo, insiste en detener la comparecencia para así evitar que Rosario Robles se burle de esa soberanía, con su cinismo, sus mentiras, su descaro. A Rosario Robles, responsable de la Sedatu, se la quieren comer, pero ese “chivo expiatorio” ya tiene la bendición de su dios. Como diría Peña Nieto: «No te preocupes Rosario».
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