La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), organización sindical mexicana que se creó el 17 de diciembre de 1979 como una alternativa de afiliación al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, por grupos de maestros disidentes del SNTE del sur del país, ha sido desde entonces un contrapeso para el sindicalismo oficial. Sus métodos poco ortodoxos, como sus apoteósicas marchas o cierre de carreteras y escuelas tal vez no les agraden a todos, pero les han dado resultados. Su petición y postura en contra de la Reforma Educativa la fortaleció en varios estados.
Sin embargo, la incertidumbre y titubeo del gobierno entrante, entre cancelar y abrogar la misma, ha provocado malestar entre miembros de la CNTE, sin mencionar el escarceo y coqueteo con el regreso de Gordillo Morales, al que muchos ya dan como un hecho, al frente del SNTE. Para el equipo de AMLO no será fácil lidiar con la maestra Gordillo y la CNTE, estos dos son antagonistas pero necesarios para mantener el orden y control entre los maestros mexicanos.
El incidente en Guerrero es un aviso y un preludio de lo que puede pasar nivel nacional si sólo se simula la democratización sindical y si sólo se privilegian los amarres con el SNTE. Aquí o todos son coludos o todo son rabones, no puede haber diálogo y trato únicamente con el SNTE, la CNTE, también cuenta.
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