Es cierto que, con la Reforma Educativa, el Estado mexicano “recuperó” la rectoría de la educación pública que estaba bajo el control de los líderes del SNTE. Sin embargo, el precio fue muy alto y éste lo tuvieron que pagar los maestros. Dicen que recordar es volver a vivir y si hacemos memoria, la primera acción que tomó el presidente Enrique Peña Nieto fue quitar todo obstáculo que entorpeciera el funcionamiento y aplicación de la Reforma Educativa, por ese motivo, la maestra Elba Esther Gordillo Morales, presidenta del SNTE, tenía que estar en la cárcel.
En política no hay casualidades, por esa razón se escogió a Emilio Chuayffet Chemor como titular de la SEP, un enemigo jurado de la maestra; ya antes Elba Esther Gordillo le había dicho al exgobernador del Estado de México: «Qué quiere que diga su epitafio señor».
A la llegada de Emilio Chuayffet Chemor comenzó el terror para los maestros; éste impuso la evaluación docente a punta de tolete. Coordinó a los gobernadores para que presionaran a los maestros, algunos fueron trasladados hasta en helicópteros para presentar el examen. El propio presidente así lo había dispuesto. Pero, ¿y dónde estaba el SNTE para defender a los maestros? Este estaba muy ocupado, promocionando las frases de Emilio Chuayffet en su plataforma OptiSNTE. ¡Para eso nos gustaba, valiente sindicato de papel!
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