Arturo Reyes Isidoro / ¡Carajo! Cuánta generosidad del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares con el alcalde de Xalapa, Hipólito Rodríguez Herrero; con un alcalde de Morena, su enemigo político.
“Estoy a la orden, presidente municipal. Si algo se ofrece cuente con nosotros”, le dijo ayer ante el problema en el que se metió con la basura que se genera en la capital y que no tiene dónde tirarla.
De las palabras estaba dispuesto a pasar a la acción. “Ahí está Mariana Aguilar, de ‘izquierda’, como tú, para que te eche la mano porque tú solo no puedes”, le expresó, aunque con otras palabras.
“Si él lo desea se entrevistará hoy mismo para que juntos podamos enfrentar esta situación, es un tema que compete al Ayuntamiento, pero el gobernador del Estado es un hombre responsable”.
Casi se me escurren las de San Pedro. En horas de emergencia, cuando la ciudad está a punto del colapso aparece una voz dadivosa, la de un gobernante responsable que tiende la mano haciendo a un lado agravios verbales de los que ha sido objeto por parte de quienes hoy se ahogan en la basura y en cuyo auxilio está presto a acudir.
Era obligado atender el Sermón de la Montaña, a Mateo (5:38-44), poner la otra mejilla antes que aplicar el ojo por ojo y diente por diente, a amar a los enemigos y bendecir a los que nos maldicen.
“Necesito salvar a Xalapa y no me voy a fijar en pequeñeces, en las causas que originaron todo. No quiero que nuestra amada ciudad sea otra Venecia, la de Muerte en Venecia donde la peste está a punto de dañar a la ciudad y a su imagen”, debió haberse dicho.
“Por la razón que sea, el Ayuntamiento no ha podido enfrentar esta situación y tenemos la ciudad realmente inundada de basura, esto no afecta solo la imagen, puede provocar un problema de salud pública”.
¿Caperucita, ya en las fauces del lobo feroz?
Creo que Miguel fue sincero. Que su desprendimiento iba en serio. Malagradecido, o maleducado, hasta anoche cuando cerré la columna Hipólito ni las gracias le había dado (como tampoco al senador Ricardo Ahued quien también le ofreció su apoyo para tratar de resolver el problema).
Zoon politikon, o animal político consumado, el gobernador Yunes no podía dejar perder la oportunidad de poner contra las cuerdas a sus enemigos que están a punto de hacerse con todo el poder político.
Esta vez lo intentó en forma inteligente: cubriéndose con una piel de oveja para que la opinión pública vea que él no es ningún malo como proclaman sus enemigos, sino una alma de Dios que sólo quiere hacer el bien.
Hipólito, con su inexperiencia, su ineficacia y su incapacidad como político y para gobernar le dio el gran motivo.
Yunes Linares con su ofrecimiento proclamó urbi et orbi (a la ciudad y al mundo) que los morenos ya en el poder no saben ni pueden con la responsabilidad. Y que para eso hay salvadores en el mundo como él.
También le envió un mensaje a Cuitláhuac García: mira, mientras tú me criticas yo en cambio estoy deseoso de ayudarlos. Que se dé cuenta la gente.
Con copia a López Obrador: aunque no me quieras y amenaces con perseguirme, trato de ayudar a tus muchachos.
Los expuso a la crítica. Incluso, por la reacción que hubo ayer en las redes sociales, ayudó a avivar el fuego, el tsunami de críticas contra Rodríguez Herrero.
(Y quien sabe quién, porque seguramente no fue él, mjú, alguien envió de pilón a los antorchos a manifestarse en el centro de la ciudad y frente al palacio municipal en contra de Hipólito, convertido ya en el villano favorito.)
A quién le dan pan que llore. Y atrás del jefe, todo el panismo a la cargada.
Lo que sorprende es que en Morena no reaccionen ante las graves fallas que está teniendo su presidente municipal más importante por ser la autoridad (es un decir) de la capital del Estado.
¿No saben cómo reaccionar? Parecen pasmados, como si les hubiera invadido una parálisis.
¿Acaso no se dan cuenta el grave daño que les está causando como partido el mal, pésimo desempeño de Hipólito?
Ayer pude constatar, por mensajes que recibí, que tantos priistas como panistas se regocijan por lo que está ocurriendo; que los panistas se relamen los bigotes acariciando ya, desde ahora, la posibilidad real de ganar dentro de tres años por primera vez la presidencia municipal de Xalapa llevando como tema de campaña la incapacidad del actual alcalde para gobernar.
¿Qué no me lo creen? La semana pasada en forma inesperada se sentó a la mesa de un restaurante donde comía yo con unos amigos el diputado Sergio Hernández y me confirmó que va por la alcaldía y que para ello duplicará de ya sus “casas de enlace” en todo el municipio.
Si en el PAN no están ya en campaña, pronto lo van a estar, aunque de hecho tienen ya a su mejor promotor: Hipólito Rodríguez Herrero.
El problema del presidente municipal es que no solo se trata del problema de la basura, sino el de los baches, el de los santos baches, y el del pésimo alumbrado, y el del…
¿Ya le llegaría el asfalto que dijo que le van a regalar para que medio tape los baches-hoyancos-cráteres?
Corre un chiste en la ciudad: que no es que el alcalde no los quiera tapar, sino que se trata de una política pública: como no tiene el control de Tránsito, porque es estatal, como no hay dinero tampoco para semáforos ni para topes, entonces la única forma de evitar que los conductores vayan a gran velocidad es poniéndoles baches.
Ayer trató de justificarse. Dijo que es el gobierno del Estado el que le cierra todas las puertas para que no tenga dónde arrojar la basura. Pero resulta que el 2 de octubre, cuando la Procuraduría Estatal del Medio Ambiente y la Fiscalía Especializada clausuraron el relleno sanitario de El Tronconal guardó silencio y hasta avaló la medida porque declaró que eso le daba la razón en una demanda contra la empresa Proactiva ya que no realizaba la recolección de basura conforme a la norma y que además estaba contaminando.
Por ver solo su interés permitió el cierre, no protestó y ahora se padecen las consecuencias, pero se quiere justificar. ¿No será que desde entonces le pusieron la cama e ingenuamente pensó que lo querían ayudar?
Ayer se atrevió a decir que no descartaba que el gobierno de Yunes le estuviera “sembrando” basura en la ciudad para magnificar el problema y dijo que habría que preguntarle “dónde nos van a permitir depositar los residuos de la capital, porque es evidente que son autoridades estatales las que nos están cerrando las puertas”. Está atrapado el hombre. Lo tiene en sus manos el gobierno yunista. Permitió que le cerraran el tiradero municipal cuando no tenía un plan B para hacer frente a la situación. Paga las consecuencias.
¿Anilú? ¿Arias Lovillo?
Es la única priista veracruzana que en su calidad de diputada federal hace ruido mediático porque tiene trabajo que presumir; porque no niega la cruz de su parroquia; porque da la cara por su partido. No sería raro, nada raro que fuera la próxima dirigente estatal del PRI.
Este fin de semana termina su compromiso con la Universidad de Guanajuato Raúl Arias Lovillo, de la que era Secretario Académico. Al menos yo ignoraba que tuviera muy buena relación con la maestra Elba Esther Gordillo. Pero el hombre no asoma la cabeza y mantiene bajo, muy bajo perfil.
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