Todavía están frescas las mezquinas acciones en su contra por la PGR, al hacerlo renunciar de la Fiscalía Especializada para la Atención de Asuntos Electorales en febrero por atreverse a investigar a Emilio Lozoya Austin, uno de los consentidos del presidente Peña.
Pues el exfiscal electoral emergerá a la palestra pública nada más y nada menos como titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, y tendrá facultades para investigar asuntos políticos, fiscales y de tinte electoral.
Así que estas son malas noticias para Peña Nieto. Tal pareciera que esta transición de terciopelo está cubriendo un puño de hierro tabasqueño que después del primero de diciembre puede dar un puñetazo en la mesa política. Así que el caso Odebrecht aún pude dar mucho de qué hablar.
