Esta situación lesiona la autoestima del niño y ocasiona un sentimiento de culpa, que llena de mucha tristeza y frustración a los padres. Y es que muchos padres olvidan que la escuela es la contraparte de la familia en el proceso de formación de los pequeños y no al revés, por lo que no deben delegar en un maestro o una institución la responsabilidad.
Señor padre de familia, si el maestro te cita, haz el esfuerzo por asistir; si te manda una nota, contéstala; si te pide tu opinión, ofrécela. Recuerda, lo más valioso que tienes, es ese pequeño. Ya de por sí carga con la pena de estar en otro grupo y grado más atrás de sus antiguos compañeros. Uniendo esfuerzos, con mucha comunicación y dedicación, la situación será más llevadera.