Las administraciones gubernamentales tienen errores y aciertos, buscar los puntos positivos en la de Enrique Peña Nieto resulta difícil. En el aspecto educativo, los resultados de PISA y los resultados de ENLACE apuntan a varias generaciones de alumnos que no saben leer y ni comprenden lo leído, mucho menos las operaciones matemáticas básicas. Además, está el rezago educativo y la baja calidad de sus egresados complica la situación. Para el gobierno de Peña Nieto, le resultó fácil culpar directamente a los maestros, al menos así lo dejaron ver dos titulares de la dependencia como fue Emilio Chuayffet y Aurelio Nuño Mayer.
El presidente Peña dejó de lado la mala administración de muchos de sus gobernadores que coparon las diferentes secretarías estatales y la intrusión del propio SNTE. En lugar de reconocer los esfuerzos de los maestros, la respuesta del Gobierno Federal al inicio del sexenio fue obligar a los maestros a evaluarse y meter con tolete y gas una Reforma Laboral disfrazada de Educativa, un revoltijo de leyes que no sólo lesionó la dignidad de los maestros, sino también su estabilidad laboral.
Resulta interesante la opinión del profesor-investigador del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México, Manuel Gil Antón, quien apuntó en entrevista en #AristeguiEnVivo que la actual administración partió del argumento de que los resultados en la materia no son adecuados, «y en eso tiene razón, sin embargo, cometió el error de culpar exclusivamente a los profesores de esta deficiencias, cuando representan una proporción muy pequeña del proceso de aprendizaje». No por algo, la Reforma Educativa tiene los días contados.
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