Creemos a quien queremos

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En estas elecciones, ya se dividieron en dos grandes grupos, los que quieren a AMLO y los que lo odian FOTO: EL PAÍS
- en Opinión

Zaira Rosas / Llegados a este punto en la contienda electoral solo hay dos grupos: los que quieren a Andrés Manuel López Obrador y los que no, en ambos grupos hay gente con mucha cordura, que se han preparado y que dicen analizar todo a detalle, pero son justo esas personas las que en medio de sus creencias han nublado por completo el juicio y ahora sólo buscan dejar en claro por qué AMLO sí o por qué no.

He visto a personas que considero inteligentes decir que AMLO va a convertir a México en Venezuela, hoy me topé con una publicación donde el candidato a la presidencia habla maravillas de Fidel Castro y en el texto alguien decía que cómo podían votar por quien habla bien de un dictador, pero al seguir leyendo me di cuenta del grado de fanatismo que desarrollamos en temporadas electorales pues hablaban de Cuba como el peor lugar del mundo, donde la educación es malísima, la gente muere de hambre, etc. y he de compartirles que Fidel Castro sin duda fue un dictador, pero erradicó el analfabetismo y la desnutrición, así que en todos lados podemos toparnos con personas que defienden a sus candidatos aún a costa de la desinformación.

En el otro grupo tenemos a los AMLOVERS, defensores del candidato hasta el cansancio, algunos de ellos personas preparadas y respetuosas de otras opiniones, otros yo diría que hay que tenerles cuidado, porque son los que le siguen como un mesías, sin pensar en sus propuestas y van dirigidos por la ira, por el hartazgo y es justo ese sentimiento el que cada día crece en la nación, por ese sentimiento mucha gente se levanta pensando de Andrés Manuel es la única opción, porque el mismo candidato se ha valido de la decepción para generar nuevas promesas.

Pensemos en quien lo ha perdido todo por la inseguridad o la falta de empleo, alguien que malamente puede costear una comida al día, pero trabaja cada día de la semana durante jornadas extensas, alguien que se desgasta para tener un sustento y poder pagar múltiples deudas, ese alguien ve un día a gente que de la nada obtuvo una casa de millones de pesos, llegadas las fechas patrias ve a una Primera Dama con un vestido que cuesta más de 80 mil pesos, mientras tanto sus hijos quizás ya no tienen zapatos. Otro día se entera que su gobernador se ha fugado robándose la pensión que esperaba recibir y quizás también las becas de sus hijos, pero el gobierno en el que ha creído no ha hecho nada y entonces llega como cada 6 años alguien diciendo que a él le han robado, que él entiende el enojo de todos aquellos ultrajados y que si llega al poder acabará con la bola de malandros que han atacado a los mexicanos.

La gente no cree en Andrés Manuel porque escuche sus propuestas, creen en él porque están enojados, porque ya han creído en el PRI, también creyeron en el PAN y no vieron resultados, lo triste es que no se han dado cuenta de que quizás lo mismo pueda pasar con MORENA, no es un partido realmente diferente, basta con ver quiénes han sido sus propuestas para gobernar algunos estados, a quiénes le han abierto las puertas en distintos puntos con tal de completar su listado electoral, pero en medio del engaño y la desilusión la gente no está viendo y mucho menos escuchando. Quizás es momento de que todos hagamos un alto y seamos más conscientes de qué está proponiendo de manera real cada candidato, hay promesas que endulzan a cualquiera pero que difícilmente se podrán cumplir.

Dejemos de sumirnos en discusiones sin fin, dejemos que cada uno piense por sí mismo y hagamos cada uno nuestra tarea de ver quiénes son los candidatos, juzguemos a todos con la misma medida, no caigamos en fanatismos absurdos que pasadas las elecciones se romperá el encanto, pero sobre todo recordemos que México no cambia por que lo gobierne uno u otro, el país cambiará sólo cuando lo hagamos nosotros, cuando dejemos de fomentar la corrupción desde sus formas más sencillas, cuando aprendamos a apoyarnos en vez de atacarnos, cuando dejemos de culpar a los maestros por una mala educación, cuando nos involucremos en las tareas que realmente importan y seamos partícipes de cada toma de decisiones. El país llegó a este grado por las acciones de todos y es responsabilidad de todos nosotros hacer algo por él.

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