Cooperativas escolares nueva forma de delincuencia organizada

Cafetería escolar FOTO: ARCHIVO
- en Opinión

Sabino Cruz V. / Sin que medir licitación ni vigilancia sanitaria, las tiendas que ofrecen servicios de alimentos en los centros escolares del Estado de Veracruz, con la administración de la alternancia han “hecho su agosto”, contraviniendo el derecho de las niñas y los niños a recibir alimentación en buen estado y nutritivas, a precio accesible; violar las disposiciones que señalan el uso diario de mandil, cofia, cubre-bocas, y que la persona encargada del cobro de los alimentos no deberá ni preparar ni servir alimentos, en caso contrario la personal deberá hacer guantes que impidan la contaminación de los productos que se preparen o expendan; pero principalmente apoyar en las necesidades de infraestructura de las escuelas.

Secundarias Generales como la número Uno, Dos y Cinco, de la ciudad de Xalapa, cuya población estudiantil rebasa  los mil quinientos alumnos y una planta docente, administrativa e intendencia con más de cien integrantes, tomando como media el gasto diario de veinte pesos, mensualmente deben estar ingresando a sus arcas más de 800 mil pesos. Lo cual representa un ingreso promedio de 8 millones de pesos por ciclo escolar.

Cantidad que solo ven pasar los directivo, pues de acuerdo a las nuevas disposiciones el porcentaje que les corresponde a las escuelas se esfuma en la burocracia de la Secretaria de Educación del Veracruz. Amén de que el apoyo alimenticio que los concesionarios daban a las escuelas durante la reunión del Consejo Técnico Escolar quedó restringido, con el argumento de que los docentes reciben un salario, por lo que no están obligados a darles alimentos (Jorge Flores Lara, subsecretario de Educación Básica). Lo cual precisa a los directivos a echar mano de los recursos propios para proporcionar algún “tentempié” durante los trabajos del CTE. Situación que se agrava porque en este ciclo escolar ninguna escuela recibe apoyo de papel higiénico, toallas sanitarias, medicamentos, etcétera.

Cabe recordarle al señor Jorge Flores Lara que en el proceso educativo, al final de la línea de producción de conocimientos, solo queda el docente frente a los más de cuarenta alumnos, el docente frente a la padre/madre de familia que exige, reclama y amenaza, el docente frente a los directivos que exigen que no haya reprobados, el docente frente al personal administrativo que le exige entrega de calificaciones, el docente frente a la sociedad que le exigen ciudadanos responsables, honestos, disciplinados, solidarios, colaborativos, creativos, competentes en la gestión de sus emociones y sentimientos, por lo que un trato más que digno es lo que se merece.

Sin embargo, tal parece que docentes, directivos, personal administrativo, prefectura e intendencia están para cuidar el negocio de los empresarios de la alternancia; mantener el buen funcionamiento y el prestigio de la escuela para que muchos estudiantes quieran ingresar; cuidar que las instalaciones estén en óptimas condiciones para que no haya queja de parte de los padres de familia; hacer que se cumpla con la normatividad mínima para que nadie falte a clases y así haya muchos comensales.

Este estado de cosas deja ver que es señor subsecretario, y con él todos los encargados de cuidar la eficiencia terminal y un ambiente óptimo para la enseñanza y los aprendizajes, están más preocupados y ocupados porque no mermen las ganancias de los “concesionarios”, que cumplir con el mandato de que los ingresos obtenidos por conceptos de venta de alimentos, “dentro de los espacios físicos de los planteles educativos del sistema público en el Estado, se destinarán al mantenimiento y conservación de la infraestructura física de los mismos y servicios correlacionados, así como para las consecuentes tareas de supervisión educativa y apoyo a la gestión docente”. (GO, Núm. Ext. 068, 16/02/2017)

Comentario Breve

Una vez más la bipolaridad del muchacho, que en mal momento pusieron al frente del IVEC, hizo de las suya con la limitada, sino es que nula, presencia del IVEC en la Feria Universitaria del Libro Universitario. Lo opaco de su personalidad, como hiedra invade su gestión, provoca maledicencias y nostalgia por los tiempos idos. Inaugurar exposiciones con el propio acervo en la Pinacoteca Diego Rivera o con jóvenes promesas de la plástica nacional, en la Galería de Arte Contemporáneo de Xalapa, denota falta de oficio y capacidad de vinculación. Bien por los expositores, mal por el prestigio de esos espacios que tuvieron en sus paredes obra de Rufino Tamayo, Felipe Ehrenberg, Leonora Carrington, Sebastián, Nahúm B. Zenil.

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