La justicia italiana entregó al exgobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington, a la justicia de los Estados Unidos. Lo entregó a esa justicia porque los norteamericanos sí elaboraron bien su expediente. Tal vez se dieron cuenta que los mexicanos dejaron por ahí un resquicio por el que se pudiera colar Yarrington, quien está acusado de ser cómplice de los Zetas y de beneficiarse económicamente de los tratos que hiciera con este grupo delictivo.
Ya los norteamericanos le tienen una celda preparada y quizá un trato para que Tomás Yarrington pueda hacerse informante de la justicia norteamericana. Por supuesto, la PGR pedirá la extradición del exgobernador tamaulipeco, porque es un riesgo tenerlo del otro lado de la frontera.
Pero lo mejor es que Yarrington se quede en una cárcel norteamericana. Acá en México o lo sueltan, como a Humberto Moreira, o lo hacen senador.
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