El mexicano es generoso y cordial, sin embargo, al compartir el pan y la sal no lo hace con cualquiera. Sólo da permiso que entren a su casa a los que considera sus verdaderos amigos, compadres o familiares muy cercanos. Ellos son parte de su vida, el anfitrión les tiene aprecio, por eso son invitados, sobre todo cuando es el cumpleaños del dueño de la casa sólo asisten únicamente y exclusivamente los que están en el ánimo del anfitrión.
Carlos Salinas, uno de los expresidentes más repudiados por las clases populares, cumplió 70 años y los celebró en grande. Desde luego que, como buen mexicano, sólo invito a los suyos, sus cuates, sus camaradas, como usted quiera llamarles. El presidente Enrique Peña Nieto fue unos de los invitados principales. Para los lectores entre líneas de los discursos y acontecimientos, este festejo de amigos poderosos sólo sirve para abonar la idea de un bloque opositor que conforma la dupla Peña-Salinas contra el líder puntero Andrés Manuel López Obrador.
Es cierto que el de Macuspana, Tabasco ha declarado que dará un voto de confianza a las autoridades del INE, pero conociendo la perversidad de Salinas, AMLO pudiera estar pecando de ingenuidad. La realidad es que la dupla Salinas-Peña, junto con los poderes facticos, harán hasta lo imposible para que no se instale AMLO en la residencia oficial de Los Pinos.
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