La palabra asesino en la Real Academia de La Lengua Española define a una persona que le quita la vida a otra con saña y alevosía. Existen distintos tipos de asesinos, los que cometen el acto y se marchan de prisa y otros, que son esos a los que les fascina el hecho de sentir en sus manos la vida de alguien y se regocijan con saber que pueden arrebatárselas en cualquier momento. Alfredo González Hernández, un joven venezolano, se hizo pasar como un chico necesitado de trabajo, un señor ganadero lo contrató en su domicilio ubicado en una finca en el estado de Miranda (cercano a la capital Caracas) para hacer algunas actividades, cuando el joven tuvo oportunidad, mató al ganadero por la espalda.
El reporte de parte de peritos y gente encargados del asunto han dicho que este caso es de un homicida con actitudes de canibalismo pues el cuerpo del ganadero fue encontrado en pedazos y sin carne. Cuando el joven declaró, él mismo confesó que lo había matado y que se comió gran parte del cuerpo de su víctima, también que pensaba hacer con su sangre y sus cenizas cuadros de pintura de arte y, con sus huesos, pretendía formar figuras esculturales.
Los agentes encontraron entre las cosas personales de Alfredo González una lista de nombres que dedujeron iban a ser los próximos asesinados, poniendo así en marcha una investigación sobre el paradero de estos nombres señalados en la lista del joven caníbal, o como la gente le llama en Venezuela, «el artista antropófago».
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