Después del comunicado que el presidente Peña Nieto hiciera a los mexicanos, en el que alude a la relación de nuestro país con los Estados Unidos, y en el cual hiciera alusión a la frustración del presidente norteamericano porque su Congreso no le quiere dar recursos para su mentado muro, todos en Los Pinos están a la expectativa de la respuesta de Donald Trump. Algunos esperaban una respuesta inmediata, visceral, como las que acostumbra el caprichoso Trump.
Pero al parecer esta vez sus asesores, o le escondieron el teléfono celular o le cambiaron la clave a su Twitter, porque Trump ni siquiera ha dicho «esta boca es mía». Y es que ha ninguno de sus asesores le queda duda que el Twitter de Trump es una amenaza nacional. Esa declaración de militarizar la frontera que comparte con un país amigo sólo podía salir de un presidente de decisiones vesánicas.
Fue por ello que, para que no quedara como tonto, sus asesores de Seguridad y Defensa decidieron que fuese la Guardia Nacional y no el Ejército el que acudiera a la frontera, como ya ocurrió en los gobiernos de Bush y de Obama. Pero no se preocupe, en cualquier momento Trump vuelve a salir con las pendejadas a las que nos tiene acostumbrado.
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