Xalapa y sus jacarandas, un guiño del Creador

En los meses de marzo y abril, en la ciudad de Xalapa, las jacarandas sembradas en los parques y las avenidas se pasan todo el día gritando su color. No podemos ser injustos y pasar por en medio de los árboles de jacaranda sin volver la vista al cielo para ver las flores iluminadas. Y, por si fuera poco, en el suelo, en la tierra, se encuentran las flores regadas como rocío mañanero, caídas del árbol, todavía guardando ese gran color púrpura que las distingue, y a pesar de eso los árboles no se miran desnudos. En la película de Spielberg, El color púrpura, basada en la novela de Alice Walker, ganadora del Premio Pullitzer, hay una conversación entre Miss Celie y Shug Avery. Ellas van caminando por un sembradío de flores color púrpura.

Shug: Más que todo a Dios le encanta ser admirado

Celie: ¿Estás diciendo que Dios es vanidoso?

Shug: No, no es vanidoso, sólo que desea compartir cosas buenas con nosotros. Creo que Dios se molesta cuando caminamos en medio de un jardín color púrpura y no lo notamos.

Celie: ¿Tú dices que Él sólo quiere ser amado, como dice la Biblia?

Shug: Sí, Celie. Todo lo que quiere es ser amado. Cantemos y bailemos todos los que queremos ser amados. Mira los árboles. Observa cómo los árboles hacen todo para llamar la atención de la gente; excepto caminar.

Sí, todo el paisaje, las jacarandas y sus flores, está hecho para la mirada, para que por medio de ésta los mensajes del creador nos lleguen al alma y nos pongamos primero a reír a cantar, a bailar todos los que queremos ser amados.

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