La verdad escondida del PRI

El Presidente de México Enrique Peña Nieto FOTO: MOISÉS PABLO /CUARTOSCURO.COM
- en Opinión

Luis Ramírez Baqueiro / 

“El que miente necesita tener buena memoria.” – Quintiliano.

Mientras las campañas electorales duermen una especie de letargo previo a su arranque formal, el gobierno federal aprovecha para en pleno periodo vacacional difundir algunos datos que hacen confirmar porque razón el PRI no habrá de repetir en la presidencia de México.

Sumido en la peor de las crisis institucionales de las que se tenga memoria, el gobierno de la República, traza la que pudiera en determinado momento ser su tabla de salvación.

Con la más baja aceptación de un presidente, Enrique Peña Nieto, sabe que su intento por alcanzar un acuerdo con Andrés Manuel López Obrador será más que imposible sin tener consecuencias funestas para él y sus cercanos.

El gobierno norteamericano ha mandado ya a sus emisarios para cantarle en abierto el tiro, en caso de seguir pretendiendo salvar el pellejo bajo pactos soterrados.

Sumado a ello, la verdadera situación financiera de la nación pende de alfileres.

Según lo ha informado el Diario Reforma a través del trabajo de la reportera Belén Rodríguez, la administración Peñista ha rotó el récord en cuanto al monto de deuda externa.

Datos de la Secretaría de Hacienda señalan que el saldo de la deuda externa bruta al cierre de 2012 fue equivalente a 10.3 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB), mientras que al cierre de 2017 ésta se ubicó en 17.6 puntos.”

La razón de presentar el monto de la deuda en porcentaje del PIB, es para que usted pueda más fácilmente dimensionar el tamaño de madrazo que habremos de recibir todos los mexicanos, si por alguna extraña razón mueven mal sus fichas, aun cuando el pretexto académico será que se busca medir su relación con el tamaño de la economía y facilitar su comparación.

Pero si usted entiende un poco de cifras, el dato más claro es cuando está nos es presentada en su monto en dólares, y ahí sí, cualquier pelado entenderá que lo que esta en juego, no será la continuidad de un proyecto económico, sino la estabilidad de una nación que no aguantará por nada otra mega crisis como la ocurrida en 1995 -denominada el Efecto Tequila- que hizo que el gobierno de Bill Clintón logrará un rescate mega millonario con aprobación fast track por parte de su Congreso, para no ser presa de la espiral que esto provocaría a nivel global.

Pero ¿cuál era el secretito mejor guardado del gobierno federal?, ¿cuál es su monto? ¿Y porque darlo a conocer hasta ahora?

La cifra mejor guardada hasta ahora es el saldo de deuda externa calculado en dólares que asciende a la friolera de 193 mil 981 millones reitero de dólares al cierre de 2017 -con la salvedad de que ya estamos cerrando el primer trimestre de 2018, y esa cifra pudiera multiplicarse por más-.

Aun cuando la SHCP, intenta reducir el impacto que la noticia en si misma genera, al afirmar que durante el 2017 se habría logrado reducir el empréstito, con esfuerzos de reestructuras, refinanciamientos y recortes al presupuesto, el avance se ha acelerado.

Según esto, al cierre de 2012, la deuda externa de México fue equivalente al 46 por ciento de los ingresos totales públicos, que incluyen, entre otros conceptos, los ingresos petroleros y toda la recaudación de impuestos.

Lo grave de toda esta información, es que, al cierre de 2017, esta deuda representó ya el 78 por ciento de los ingresos nacionales, contado si la venta de petróleo, y la recaudación fiscal.

Aun cuando expertos en materia económica atribuyen todo esto al incremento producto de la depreciación cambiaria -es decir, la paridad precio peso-dólar- sumado a una mayor contratación de pasivos de todo tipo, según refiere Héctor Villarreal Páez, director general del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), lo que no se termina de explicar, es porque hasta ahora se mantuvo esta realidad en reserva.

Según la nota de Rodríguez, “las empresas productivas del Estado, Petróleos Mexicanos y la CFE, han contribuido en gran medida al endeudamiento durante los primeros cinco años del sexenio.”

Es decir, “la deuda externa de estas empresas se duplicó y pasó de 4.1 puntos del PIB en 2012 a 8.3 en 2017.”

Ahora bien, algo que ha llamado fuertemente la atención es el saber porque razón, quien determinó, quien aprobó el convertir la deuda externa en pesos a deuda por moneda extranjera, sabedores del riesgo que dicha determinación conlleva.

La primera justificación que habrán de dar los super expertos de la SHCP habrá de radicar en el hecho de que, con la medida, se buscaba pagar menores intereses, sabedores que reestructurar siempre significará alargar el tiempo de la deuda.

El acto criminal porque no encontramos otra justificación para ello, se basará en el “riesgo que representa contratar deuda en moneda extranjera, sabedor que la moneda origen se deprecia con mayor velocidad”.

Para Villarreal Páez, el manejo de la deuda ha sido el adecuado desde un punto de vista técnico; sin embargo, se ha llegado a niveles muy altos en muy poco tiempo, lo que ha generado una fuerte presión fiscal.

«Lo peor es que gran parte de ese endeudamiento terminó en gasto corriente«, dijo.

Las agravantes para dicha acción se habrán de sumar a una realidad señalada puntualmente por la Auditoría Superior de la Federación

En el caso de las empresas productivas del Estado, la Auditoría Superior de la Federación ya ha realizado observaciones acerca del deterioro de su situación financiera, asunto que pone más en riesgo las finanzas nacionales.

A todo esto, imprescindible señalar que la propuesta realizada por Andrés Manuel López Obrador respecto a como enfrentar el modelo económico simplemente no tiene justificación, basado en el hecho de el modelo macroeconómico en que basa su realidad económica, provocará en menos tiempo del que imaginan el colapso de la economía nacional, pues simplemente es la visión de un modelo en desuso.

Ahora bien, la pregunta aquí es saber ¿Qué tanta responsabilidad tuvo en todo esto el ahora candidato del PRI-PVEM-PANAL José Antonio Meade?

Lo cierto será que mucha, con su simple silencio y omisión bastará para pronosticarle su inminente derrota, algo que se avizora inminente.

La duda será ¿apoyará la ciudadanía la única propuesta viable representada en Ricardo Anaya?

Al tiempo.

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