Con voz gastada y con un supuesto enojo declaró lo siguiente: «Ya estuvo bueno que haya intocables en este país. Aquí el que la haya hecho la tendrá que pagar y esto incluye al presidente de la República, Enrique Peña Nieto».
Lo malo del asunto es que el que escupe para arriba, le puede caer a su misma persona. Porque la revelación de la compra-venta de una nave industrial, deja muy parado al propio Ricardo Anaya. Ya se vio que al chico maravilla le requeté encanta el olor del billete verde. Y desgraciadamente para él, esa adicción será su perdición.