Desmadre organizado

Presidenciables
Andrés Manuel López Obrador; Ricardo Anaya Cortés; José Antonio Meade Kuribreña FOTO: WEB
- en Opinión

Édgar Hernández* / 

¡Veracruz pieza clave para la sucesión presidencial!

La guerra electoral se adelanta.

En tremendo duelo, directo e indirecto, están enfrascado los presidenciables José Antonio Meade, Ricardo Anaya y Andrés Manuel López Obrador.

Y en este tramo de la confrontación quien se lleva la peor parte, sin duda el es del frente, el otrora “Joven Maravilla”, el “cabeza de cerillo”, el chavo Anaya a quien repetidas constancias de corrupción lo colocan como indiciado ante la PGR.

Nuevos videos muestran que está en la total desesperación y ya incluso la elite panista desde el Senado de la República y el propio panismo tradicional encabezada por Margarita Zavala claman por un cambio de candidato ante la inevitable debacle.

Mientras para Andrés Manuel López Obrador los días dejaron de ser de “paz y amor” tras la arremetida del Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa quien advierte el populismo bajo su eventual mandato presidencial, prevé además un suicidio colectivo si se vota por él.

En todo este entramado quien sale mejor librado es el candidato ciudadano José Antonio Meade quien de manera oportuna y comprobable aclara que él nunca será señalado como corrupto.

En Veracruz algo similar sucede.

El efecto Anaya golpea al panismo veracruzano y en lo particular a quienes se cobijaron y hasta durmieron con él en Palacio de Gobierno en un lance contra el desvencijado gobierno provisional de Flavinos Ríos Alvarado.

En el imaginario colectivo veracruzano siguen fresco aquel 8 de noviembre del 2016 cuando el entonces dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya durmió en los pasillos de Palacio acompañado del también entonces alcalde de Boca del Río, Miguel Angel Yunes Márquez, so pretexto de la exigencia de dos mil millones de pesos que llegaron a las arcas del gobierno pero que nunca se entregaron a los ayuntamientos.

¡Vaya ridículo!

Pues este Anaya, ya candidato a la Presidencia, es hoy señalado como lavador de dinero y poseer riquezas inexplicables ¡Que paradoja! Anaya es como el ladrón que grita ¡al ladrón! para ocultar sus rapacerías.

El tema, sin embargo, va más allá.

Para quienes apostaban y siguen apostando que si llega a la presidencia Anaya ¡Oh, ilusos! el próximo Secretario de Gobernación sería Miguel Angel Yunes, van a tener que pensarlo dos veces.

Las posibilidades en los hechos se ven remotas de ahí el sospechoso silencio de la casa de gobierno y del propio gobernador que no dice ni pio del caso Anaya.

En la otra versión.

Buena parte de la ciudadanía está cierta de que si llega el Peje –ese “viejo guango”, así llamado por el hijo del gobernador- el futuro de la familia Yunes se vería en serio predicamento. Una incriminatoria “Carpeta Azul” llevaría a Miguel Angel a la barandilla.

Y la tercera vía.

Si llega Meade y en ese efecto espejo gana Pepe Yunes, la dinastía de quienes hoy nos gobiernan llegaría a su fin sin estridencias, solo en el retiro silencioso, en el perdimos y nos vamos.

¿Acaso por el ello guardan respeto y cero agresiones a Pepe, quien es un caballero pero no un tonto?

Tal vez si, tal vez quien sabe.

Las armas se sacan en el momento de pelear, no antes y no se le advierte al enemigo de que lo vas a matar, simplemente lo matas.

Así, que los que vivimos no son precisamente días de vino y rosas y como dice el brillante periodista Pablo Jair, hay que sacar las palomitas porque esto se va a poner bueno.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo

Todos los derechos reservados. Este material no puede ser publicado, reescrito o distribuido sin autorización.

Comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *