Ya inició el reparto de candidaturas para las diputaciones locales y federales en Veracruz. Hay aspirantes a las diputaciones a los que les negarán la candidatura, simple y sencillamente porque no tienen un trabajo político y social real. Sólo son advenedizos que se creen que cualquiera puede ser diputado o diputada por el simple hecho de querer serlo. Otros llegan para ver qué pescan, para ver si les sueltan recursos, para ver cuánto de ese recurso se pueden agenciar; son personas que llegan con el síndrome de Héctor Yunes.
La verdad es que hay pocos recursos y los aspirantes a diputados tendrán que poner de su propia bolsa. Se acabaron esos tiempos en que se amarraba a los perros con longaniza y no se la comían. Algunos están muy conscientes de eso, pero no les importa, porque se han dado cuenta que una diputación bien puede ser un negocio redondo.
Saben que en los momentos cruciales su voto a favor o en contra de alguna ley o de alguna propuesta puede significar mucho. Ahí está el montón de diputados de distintos colores que nada más de un día a otro se convirtieron en azules. Poner dinero para ganar una diputación para muchos es invertir a futuro.
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