Morena recibe cualquier inconforme, traidor, apóstata, resentido; es por ello que Morena ha dejado de ser «la esperanza de México»

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Cuauhtémoc Blanco se une a las filas del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) FOTO: WEB

La apertura de Morena hacia cualquier personaje que, arrepentido de tanta corrupción busca refugio en esa militancia, tarde o temprano va a pasarle la factura al partido de López Obrador. De hecho, ya le ha pasado factura en algunos estados, incluyendo Veracruz, donde la bancada de Morena en el Congreso del Estado ha sido muy mermada, primero por la calidad de esos diputados que es ínfima, y segundo porque en el tránsito de una bancada a otra se ha demostrado que cualquier diputado tiene precio; mucho más los que no tienen arraigo en su partido, los que no conocen el significado de lo que es ideología.

Ahora Morena recoge cualquier tipo de cascajo, cualquier inconforme, cualquier traidor, cualquier apóstata, cualquier resentido que empieza a pregonar que ha encontrado el camino hacia el buen gobierno. Cuauhtémoc Blanco y Gabriela Cuevas son los más recientes ejemplos.

Son de esas cosas inimaginables, de esas cosas que nadie se explica, de esas incongruencias que dejan muy en claro que Morena ha dejado de ser «la esperanza de México».

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