Hay un proverbio bíblico al que muchos jóvenes deberían prestar atención: «El sagaz ha visto la calamidad y ha procedido a ocultarse, el inexperto tiene que sufrir las consecuencias». El proverbio viene al caso por lo sucedido en días pasados referente a una persona que asesinaran frente al Tribunal de Justicia, abajo del puente Chedraui Caram. La esposa de la persona asegura que su marido no era delincuente y que trabajaba para el gobierno como custodio en el penal de Pacho Viejo.
Una versión que está circulando señala que a esta persona la llevaban amagada junto con otros que más tarde aparecerían desmembrados en una camioneta dejada en el fraccionamiento El Tejar. El custodio saltó del auto donde lo llevaban, pero los delincuentes de otro auto que venía atrás lo remataron. La versión señala que un grupo criminal quiso cobrar una afrenta por cierto auto que dejaron en un taller mecánico y al que le sacaron algunos bienes que pertenecían al propietario del auto. Al negarse a entregar esos bienes los delincuentes buscaron a los responsables y los encontraron departiendo con algunos amigos en un centro de diversión.
Agarraron parejo. Si la versión que anda circulando es cierta o no, la lección se podría tomar como una parábola. Los miembros del crimen organizado ya no actúan con discrecionalidad, ubicando al que se las deba, e ir tras él. Ahora agarran parejo. De modo que en estos días hay que tener mucho cuidado con quien departimos, hasta con quien nos tomamos la copa.
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