Sobre el análisis de amnistía a criminales, el intelectual orgánico por antonomasia, el señor Enrique Krauze, se ve ingenuo e insulso. En un mensaje en Twitter quiso aportar su parecer: «Un guerrillero mata por ideología, un criminal mata por dinero. Amnistiar a un guerrillero es una estrategia. Amnistiar a un criminal es una complicidad». La muerte señor Krauze es muerte, venga de un guerrillero o de un criminal; la muerte sabe a lo mismo para el que la padece, así sea una bala con ideología o una bala con saña criminal.
El duelo también es el mismo. El mismo consuelo se le da a quien murió por manos guerrilleras que a quien murió por manos de un criminal. Aquí hay que pensar en los vivos, dejemos que los muertos entierren a sus muertos. De lo que se trata es de sobrevivir, no de morir de la manera más digna.
Krauze habla desde la comodidad del presupuesto federal, desde su edificio en Santa Fe con guardias en la entrada y sistema de circuito cerrado. Él habla desde la comodidad aburguesada de un sujeto que ha cambiado su primogenitura intelectual por un plato de lentejas.
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