Una utopía, eliminación de violencia contra mujeres

Violencia
Violencia contra las mujeres FOTO: WEB
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Juan David Castilla Arcos / Xalapa, Ver. Nayeli Carmona era agredida a puñetazos y patadas dos o tres veces por semana. Su marido llegaba ebrio a casa y, sin motivo, comenzaba a golpearla.

Su rostro se llena de rabia, cuando en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, conmemorado el 25 de noviembre, recuerda lo que le ha ocurrido en su propio hogar.

Varias veces resultó lesionada. Las marcas en la cara y cuerpo eran cada vez más frecuentes. Sus familiares y amigos se percataban del problema, pero no podían apoyarla si ella misma no se valoraba.

No quería afrontarlo. Dejaba pasar los hechos. Tenía la esperanza de que el sujeto recapacitara y dejara de violentarla.

No fue así. Al contrario, la violencia física y psicológica recrudecía. El «cobarde» la agredía con lo que tuviera cerca: recogedor, escoba u otros artículos del hogar.

Naye, como le dicen sus amigos, no confiaba en las instituciones por la corrupción e impunidad que ha imperado durante años.

Prefería aguantar los golpes, insultos y humillaciones; todo por sus hijos de cinco y tres años. Temía que su esposo se los quitara.

Un día, la mujer de 32 años se armó de valor. Acudió a una agencia del Ministerio Público para denunciarlo por lesiones. Fue ignorada.

Mostró a los encargados las marcas que su marido había dejado en su cuerpo y cara, pero ni así atendieron su caso.

«Yo sufrí violencia intrafamiliar, el papá de mis hijos me golpeaba muy feo y hoy en día él es igual, sigue siendo violento, nadie le hizo nada, una vez traté de denunciarlo y no funcionó», relata.

Estaba desesperada. No sabía qué hacer, ni a quién recurrir. La incertidumbre la agobiaba. Su escaso estudio le impedía tomar decisiones acertadas.

Toda su vida ha vivido en Xalapa y nunca imaginó que sería una de las seis de cada diez mujeres agredidas en la entidad veracruzana.

La golpea y le quita a los hijos

Sus hijos también padecían la violencia intrafamiliar. Ambos menores observaban la manera en que su madre era sometida y lastimada.

Después de una de tantas agresiones, se trasladó junto con sus hijos al Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de Xalapa, para solicitar asesoría legal. Pero fue contraproducente.

De manera sorpresiva, su marido se enteró y llegó a las oficinas del DIF, casi al mismo tiempo. Allí comenzó a agredirla verbalmente y jalonearla. Nadie intervino.

Nayeli no sabe si él tenía conocidos en el organismo asistencial o si había logrado corromper y sobornar al departamento jurídico.

El problema creció y ella salió mayormente lastimada. El Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia le quitó a sus dos hijos por la influencia de su marido.

La mujer había dejado asentado que dos días antes de que esto ocurriera, el sujeto la había golpeado con brutalidad.

Pese a ello, no fue escuchada. La única versión con validez para el DIF municipal fue la del agresor.

El dolor por el distanciamiento de sus hijos fue mayor al de cada golpe que había recibido.

No lograba entender el porqué las instituciones protegen a personas como su marido, que han lastimado a los demás y nunca han sido castigadas.

«Él me quitó a mis hijos por parte del DIF, a pesar de que dos días antes me había golpeado en el DIF y aún así me los quitó», narra la agraviada.

La obligan a dar pensión alimenticia

Nayeli Carmona labora como empleada doméstica. Su salario es raquítico. Apenas le alcanza para comer tres veces al día.

Su escasa preparación académica le impide acceder a mejores oportunidades de trabajo. Sabe que debe superarse para recuperar a sus hijos.

Sin embargo, su expareja continúa dificultándole el camino, como parte de una estrategia para sobajarla y aparentar que él es superior a ella.

Pese a la violencia que la mujer y los menores sufrieron, el agresor consiguió afectarlos más.

Actualmente, el DIF exige pensión alimenticia a Nayeli. Ella, sin recursos económicos, debe aportar cierta cantidad de manera quincenal para la manutención de sus hijos, atribución que frecuentemente los jueces asignan al esposo.

Y es que cuando un matrimonio o un concubinato se desintegra, la persona que tiene bajo su cuidado a los menores puede acudir ante un juez de lo familiar para exigir el pago de los alimentos al padre o la madre.

La pensión alimenticia incluye la comida, el vestido, la habitación y la asistencia en caso de enfermedad.

En este caso, la agraviada desconoce los motivos por los cuales la autoridad judicial le exige el pago de la misma, pese a que el padre de sus hijos posee la custodia.

Actualmente, ella cumple con dicha responsabilidad y su mayor alivio es que se encuentra lejos del sujeto que la agredía varias veces por semana.

Desconsolada, comenta que de nada sirve conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, porque persisten los abusos y las injusticias.

Siete mujeres asesinadas al día

Casos similares al de Nayeli han sido azotados por la muerte. Muchas veces el agresor acaba arrebatando la vida de su mujer.

En Veracruz han sido contabilizados al menos 22 feminicidios al mes durante este 2017.

La feminista e investigadora de la Universidad Veracruzana (UV), Estela Casados González, también revela que 12 mujeres son asesinadas diariamente en América Latina; siete de ellas, en México.

El problema ha aumentado en comparación con años y gobiernos anteriores. A la fecha, se han registrado 219 feminicidios en la entidad.

La cifra se duplicó en comparación con el año 2016, pues se contabilizaron sólo 110 casos.

Además, se registraron 74 feminicidios en 2014 y 99 en 2015, situación que exhibe la magnitud del problema.

La especialista en temas de equidad y género ha declarado que este año ha sido el más violento para las mujeres en Veracruz.

Y es que la Alerta de Violencia de Género emitida por la Secretaría de Gobernación (Segob) para 11 municipios del estado, no ha beneficiada en nada.

Las agresiones persisten en Boca del Río, Coatzacoalcos, Córdoba, Las Choapas, Martínez de la Torre, Minatitlán, Orizaba, Poza Rica de Hidalgo, Tuxpan, Veracruz, Xalapa y más municipios.

«El gobierno federal no se ha responsabilizado ni ha coordinado los trabajos, no se ha dado noticia de que esté incluyendo un recurso debidamente etiquetado y con acciones precisas», subraya la académica.

Agresiones a defensoras

Paradójicamente, las mujeres que defienden los derechos humanos también han sido víctimas de agresiones.

Veracruz es el tercer estado de la República Mexicana más violento para ellas. Al menos 43 feministas han sido víctimas de una agresión en esta entidad.

En el Día Internacional de las Defensoras de Derechos Humanos, recordado cada 29 de noviembre, Monserrat Díaz, integrante de la Red de Mujeres Feministas de Veracruz, reveló que en este estado han aumentado las agresiones a las defensoras que levantan la voz.

Y es que México es el país más violento para las defensoras de derechos humanos en Mesoamérica, pues ocurre una agresión diaria contra ellas.

Durante el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto han sido asesinadas 22 feministas y otro tanto ha padecido un intento de homicidio.

De 2013 a 2016, se perpetuaron mil 360 agresiones contra defensoras y periodistas en todo el territorio mexicano.

Las mujeres, en cualquier ámbito, continúan siendo agredidas, humilladas, difamadas. Los gobiernos poco hacen al respecto.

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