Elizabet y Anilú escucharon al presidente Peña Nieto cuando dijo que ni elogios ni aplausos definirían al candidato del PRI a la presidencia de la República, pero nadie dijo nada de porras. Es por ello que llamaron a sus clubs de fans para que las arroparan en el Consejo Político Estatal del Partido Revolucionario Institucional, les dieron bien de desayunar (torta, plátano y Frutsi) y las pusieron a lanzar porras para quedar como las más queridas.
De hecho, el método es tan “innovador” que Renato Alarcón ya está contactando con don Francisco, el de Sábado Gigante, para que le alquile el “risómetro” o el “aplausómetro” para que, con este método infalible, se logre elegir a las decenas de aspirantes que tendrán que contender por este partido para las diputaciones locales, federales, para el Senado y la gubernatura.
Por supuesto se tendrán que poner reglas y prohibir matracas y cualquier otro instrumento de aíre o percusión. Las porras que elegirán a los candidatos tendrán que sacar su entusiasmo del ronco pecho y de los aplausos.
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