Hasta este momento, el único candidato definido es el de Morena. Su líder Andrés Manuel López Obrador, en esta ocasión, gracias al desgaste del sistema priista y a la mala administración de Enrique peña Nieto, tiene muchas posibilidades de alcanzar la victoria que lo colocaría como el primer presidente emanado de la izquierda.
En el Frente ciudadano podrían pesar más los egos y los intereses económicos; la obstinación de Ricardo Anaya ha provocado fuertes divisiones dentro de su propio partido. Sus socios electorales le podrían dar fuertes dolores de cabeza antes de la nominación final.
Y en tricolor, la nominación se le complica al inquilino principal de Los Pinos; la presión de los principales jorocones del Grupo Atlacomulco, el deseo de los cercanos al presidente y la injerencia del vecino del norte hacen que el presidente Peña vacile y titubee.
La convicción de que el candidato sea el encargado de las finanzas, Meade Kuribreña, ya no es tan certera. Resulta que el secretario de Gobernación, Osorio Chong, ha comenzado a mover sus piezas. Así que, la moneda aún está en el aire para el PRI. Ya veremos qué pasa en los próximos días.