Vicente Benítez y Juan Manuel del Castillo eran los operadores más cercanos de Javier Duarte. Desde la campaña, rodeado de fidelistas, éstos dos eran los duatistas de cepa a quienes Duarte les confiaba las maletas de dinero. Después llegaron los prestanombres de Duarte, sus “amigos” del alma de apellido Janeiro, Rosas Bocardo y Mansur Cisneyros, pero antes de éstos que lo pusieron hasta en su testamento, estaban Vicente Benítez y Juan Manuel del Castillo de quienes se afirma que literalmente llenaron cajas de huevo colmadas de dinero y las ocultaron en aljibes.
Ese es el dinero que usaron para sus campañas, el dinero mohoso que entregaron a sus periodistas fieles, a sus proveedores, a sus operadores. Ellos, junto con Gabriel Deantes, Édgar Spinoso, Alberto Silva, Tarek Abdalá, Érick Lagos, Jorge Carvallo y una decena más ocuparon todo su tiempo en el gobierno para perpetrar el robo del siglo. Por eso se hicieron diputados, para ganar tiempo y fuero.
El Fiscal Jorge Winckler ya confirmó que Juan Manuel y Vicente están siendo investigados, lo mismo que Spinoso, Silva y Tarek. Todos son diputados, el puesto público que significa para ellos impunidad. Pero no serán diputados para siempre y las denuncias contra ellos seguirán vigentes. Que recuerde, «a cada santo se le llega su día».
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