A ver, hasta el momento nadie puede asegurar que Cándido Ríos fue asesinado directamente por razón de su trabajo periodístico; para señalar esos se requiere de una investigación minuciosa sobre el caso. Esa misma investigación puede sacar en conclusión que Cándido Ríos, reportero del Diario de Acayucan, no murió por su trabajo periodístico, sino que estuvo en el lugar y momento equivocados.
Lo que es lamentable es que, a Roberto Campa, subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobierno concluyera, con sólo echar una ojeada en el caso, que Cándido Ríos no fue asesinado por su trabajo como periodista. El video que grabara el periodista unos días antes de morir es una evidencia que por sí misma contradice la versión de Campa. El otro video donde el exalcalde de Hueyapan de Ocampo, Gaspar Gómez Jiménez, amenaza con darle una madriza donde lo vea, es otra evidencia.
Es por ello que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos insta a «actuar de manera pronta y oportuna para investigar, identificar y sancionar a los responsables del crimen del corresponsal del Diario de Acayucan de la Voz de Hueyapan, tanto materiales como intelectuales, y esclarecer su posible relación con la actividad periodística».
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