En serio que Vicente Fox no tiene madre. Miren que salir a decir, con el cinismo que lo caracteriza, que en la pasada elección presidencial él brindó su apoyo al entonces candidato Enrique Peña Nieto y no a la candidata de su partido, Josefina Vázquez Mota. Fox se justifica al decir que Peña le prometió sacar adelante tres reformas, la educativa, fiscal y energética, reformas por cierto que no lograron levantar al país.
Vicente Fox, quien fue llevado a Los Pinos por los panistas, traicionó a su partido, y ahora viene muy orondo a decirlo. Y de paso, como ya se le hizo costumbre y obsesión, a irse con todo en contra de Andrés Manuel López Obrador, quien no puede ser presidente, a decir de Fox, porque es un líder mesiánico.
¿Y qué es Fox? Un imbécil que gobernó seis años, que nos engañó con un cambio que nunca llegó; un retrasado mental que tenía que tomar Prozac para poder mantenerse sobrio; un descastado que se dejó manipular por su mujer, una insulsa primera dama que entregó la presidencia a sus vástagos y a sus amigos; para terminar, Fox fue el que en su inutilidad, permitió la llegada de Felipe Calderón.
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