Para Tarek Abdalá, el impune, su peor enemigo es el tiempo

TArek
Tarek Abdalá Saad FOTO: EL DEL SUR

En la plenitud del gobierno de Duarte de Ochoa, Tarek Abdalá se conducía con la certeza del apoyo del gobernador. Su palabra era ley; se le veía en ocasiones, especialmente en eventos públicos, acompañado de la primera dama, Karime Macías Tubilla. Tarek era el hombre de todas las confianzas de la dupla Duarte-Macías; él conocía a plenitud de los gustos y excesos de la primera dama; fue director financiero del DIF y posteriormente tesorero de la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan). Desde luego que su trabajo fiel, su silencio y complicidad fueron bien recompensados.

Tarek Abdalá es protegido por la bancada federal de diputados priistas; forma parte de los amigos incomodos del presidente Peña. Tarek sabe muy bien que la información que el posee lo mantendrá, al menos por un tiempo, lejos de la mano de la justicia.

No obstante, este singular personaje no debe de olvidar que el sistema que hoy lo protege lo puede también sacrificar si es que ve en peligro la simiente del Grupo Atlacomulco. Bien reza el dicho: «Los carniceros de hoy serán las reses del mañana».

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