La familia y la escuela deberían fomentar la lectura, no las campañas con Maluma; #PendejadasdelINBA

Monumento al maestro del Ayuntamiento de Palencia FOTO: RAFAEL CORDERO

Todos los grandes escritores relatan que el gusto por la lectura les viene de la tradición familiar. Algunos de ellos entraban a las bibliotecas de los abuelos, esos recintos entonces prohibidos, y tomaban los volúmenes de las obras de Verne, para así viajar hasta al centro de la tierra y llegar incluso a los confines de la luna, pasando por dar la vuelta al mundo en 80 días. De modo que la familia es la primera institución implicada en el fomento a la lectura.

En el caso de que la familia no tenga el hábito de la lectura, entonces está otra institución, la escuela. Qué bueno sería que los maestros, en un momento de relajación, después de las ecuaciones y de la trigonometría, después del cálculo y la biología, pudieran leer algún cuento que ellos mismos hayan disfrutado. Porque sólo se comparte lo que se disfruta. El libro sería entonces una ventana que se abriría para refrescar las jóvenes mentes con el aire de sus palabras.

El libro despejaría ese horizonte atravesado de números y ángulos, de fórmulas y ecuaciones y le dejaría ver al joven otros mundos donde se gestan diversas formas de existencia. Cierto, el libro es una ventana a la que el joven se asoma para mirar el exterior, pero también, y esto poco a poco lo irán descubriendo ellos, el libro es una ventana en la que se puede asomar uno hacia su propio interior.

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