Duarte, ¿camino a la impunidad?

Duarte
Javier Duarte de Ochoa FOTO: PROCESSO
- en Opinión

Arturo Reyes Isidoro / La información dominante ayer fue la orden de la deportación y entrega inmediata de Javier Duarte a las autoridades mexicanas, por parte de un juez guatemalteco.

El detalle anecdótico fue la “receta desintoxicante” que recitó al salir de la audiencia: «Paciencia, prudencia, verbal contingencia, dominio de ciencia, presencia o ausencia, según conveniencia«.

Pero entre tanto ruido mediático, lo que a mi juicio es verdaderamente relevante del caso y que puede ser su camino a la impunidad es una nota con la que abrió el día el diario Reforma.

Recordó que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) sostiene una batalla legal contra la Procuraduría General de la República (PGR) luego de que ésta se declaró incompetente para investigar actos de corrupción del Gobierno de Javier Duarte.

El punto de conflicto es que 13 averiguaciones previas iniciadas en la PGR, por denuncias de la ASF, fueron remitidas a la Fiscalía de Veracruz durante el sexenio de Duarte, donde fueron archivadas en cuestión de minutos el mismo día en que llegaron”.

En efecto, se recuerda que el 22 de junio de 2015, un lunes, Duarte convocó a conferencia de prensa en la Sala de Banderas para presumir que las denuncias por presunta malversación de fondos, sustracción indebida de recursos públicos, peculados y “demás” habían quedado sin efecto, y que tampoco habían existido órdenes de aprehensión en contra de sus colaboradores por esos presuntos delitos.

Por las evidencias obtenidas, y derivado de la información que se ha puesto al alcance de la Fiscalía General, el titular de este órgano autónomo del Estado (Luis Ángel Bravo Contreras) hizo de mi conocimiento que las denuncias de hechos han quedado sin materia al comprobarse la correcta aplicación de los fondos federales señalados”, dijo en aquella ocasión.

Fue un mes después, en julio de ese año, cuando la ASF se percató que la PGR ya no estaba a cargo de algunas indagatorias contra Duarte y presentó un amparo en contra de la PGR por su declaratoria de incompetencia y no haberle notificado su decisión. Solicitaba invalidar los acuerdos de incompetencia.

Reforma resumió así la historia: “Según fuentes allegadas al caso, el mismo día en que las indagatorias llegaron a Veracruz, el Fiscal Luis Ángel Bravo Contreras, amigo personal de Duarte, solicitó por oficio a la Contraloría una manifestación sobre los recursos denunciados por la ASF.

“La mayoría de los desvíos por cientos de millones de pesos pertenecía a fondos del sector salud e infraestructura previstos en el capítulo V de la Ley de Coordinación Fiscal.

“El Contralor de la administración duartista, Ricardo García Guzmán, respondió en 16 minutos por oficio a la Fiscalía manifestando que los recursos denunciados fueron debidamente aplicados.

“Una hora más tarde, según informes consultados, el Fiscal decretó el no ejercicio de la acción penal”.

Esas denuncias que evadió la PGR tenían que ver con las empresas fantasma y abarcaban hasta la Cuenta Pública 2014, por lo que faltan las de 2015  y 2016, pero lo grueso estaba en aquélla, además de que Duarte alega que la transferencia de partidas para ser aplicadas en otros rubros no se considera como desvío de recursos (lo que se hacía con la licuadora) y que además los responsables eran los secretarios de despacho, lo que, según abogados, es cierto.

Aparte están las denuncias que presentó la actual Fiscalía por los presuntos delitos de abuso de autoridad, incumplimiento de un deber legal, peculado, tráfico de influencias y coalición, sobre lo que el pasado 27 de junio, en otra audiencia, Duarte las calificó de “infundadas, ligeras, vagas, imprecisas y completamente dictadas desde el escritorio”.

Ayer el despacho Velásquez & Asociados, que defiende al exgobernador, consideró que los cargos en su contra por operaciones con recursos de procedencia ilícita y delincuencia organizada, o sea por delitos federales, “no resisten un análisis jurídico serio”, de ahí que hayan decidido la extradición inmediata para enfrentarlas. En un comunicado, los abogados entraron en detalles de por qué confían en que Duarte saldrá bien librado.

Una cosa, pues, es la promesa de campaña del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares de que lo metería a la cárcel (lo que hizo el Gobierno Federal) y haría a que devolviera lo sustraído (lo que no se ve claro ni para cuándo), así como todo el ruido mediático, y otra es lo de fondo, la batalla legal, que no se ve que vaya a estar fácil para las partes acusadoras y que se puede prolongar por  muchos años.

Es decir, Duarte ya está en la cárcel, pero dista mucho de que un juez lo declare culpable en forma definitiva y le dicte sentencia, la sentencia ejemplar que todos los veracruzanos reclaman.

Lograrlo es, para mí, lo verdaderamente relevante, que él y los suyos devuelvan o se les decomise todo lo que se hayan robado, pero en una de esas vamos a ver pasar los años y un buen día nos enteraremos que finalmente lo exoneraron y que el gordo se dedica a disfrutar de lo mal habido a costa de los veracruzanos junto con toda su familia, que ya lo está haciendo en Europa.

Ojalá y me equivoque pero su caso lo veo muy parecido al de Elba Esther Gordillo, cuyas acusaciones las ha ido tumbando su defensa y casi hay la certeza de que su detención ya sólo es más política que legal.

O sea, Duarte se puede quedar en el tambo un tiempo, que puede ser muy poco si se toma en cuenta que a Yunes y a Peña Nieto le quedan sólo 16 meses en el poder.

Pero podría ser el suyo también un caso como el de Raúl Salinas de Gortari, hermano del expresidente Carlos Salinas de Gortari, quien si bien sostuvo una batalla legal de 17 años, al final lo exoneraron, le ofrecieron disculpas y hasta le pagaron intereses no obstante que un juez federal comprobó que sí se había desviado dinero público hacia sus cuentas.

Se le declaró inocente y se ordenó que se le descongelaran sus cuentas no obstante que en su momento se detectó que durante el tiempo en el que el hermano incómodo desempeñó un cargo público multiplicó su fortuna 339 veces, y se corroboró que en siete años el mayor de los Salinas de Gortari pasó de tener 17 inmuebles a 41. Su enriquecimiento fue producto de “la efectiva inversión de sus haberes”, determinó un juez.

Duarte y su red delictiva, pues, podrían estar camino a la impunidad mientras que Veracruz está sumido en la peor crisis económica que ellos generaron y que no se ve para cuándo se va a atenuar y menos a acabar.

Continuará el ruido mediático

Entre tanto, el ruido mediático habrá de continuar. La PGR considera que entre el 10 y el 12 de este mismo mes Duarte podría estar de vuelta en México, mientras que los abogados defensores estiman que podría llevar entre 15 y 18 días, lo cierto es que será en cuestión de días y el circo mediático seguirá dominando los grandes titulares de  los medios, pero de nuestro dinero, nada.

Su “receta desintoxicante”

El diario Excelsior dio detalles: en 2014 su esposa Karime Macías utilizó los conceptos que el gordo repitió ayer: «Paciencia, prudencia, verbal contingencia, dominio de ciencia, presencia o ausencia, según conveniencia«.

Eran, dijo ella, una receta “desintoxicante, regenerativa e incluso milagrosa”.

Les aseguro que da muy buenos resultados y beneficios variados, pero advirtiendo que son a largo plazo”. Dijo que esos eran los “ingredientes”:

  • Paciencia
  • Prudencia
  • Verbal continencia
  • Dominio de ciencia
  • Presencia o ausencia, según conveniencia

Se debe consumir a diario para mejores resultados”.

O sea, Karime convertida en toda una esotérica. Cosa de recordar aquel cuaderno son su ya célebre frase: “Sí merezco abundancia”.

Y pensar que Veracruz estuvo en manos de estos dos desquiciados.

Pero el autor de la “receta” era español

Por su parte, el diario El Universal dijo que de acuerdo a un diario en línea de España, el autor de la frase fue un jefe Superior de Policía de Castilla y León, José Luis Morales “El Chato”, quien tenía sensibilidad y habilidad para crear versos.

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