No era necesario ver los dibujos que hizo Duarte para saber que estaba loco; a ver si en vez de cárcel no le dan manicomio

Javier Duarte de Ochoa y sus dibujos FOTO: EL UNIVERSAL

La verdad es que no necesitábamos ver los dibujos, garabatos y firmas de Javier Duarte de Ochoa para deducir que el señor está medio loco. Bastaba ver su mirada en las entrevistas que le hacían, bastaba contemplar su cinismo y desfachatez cuando afirmaba que él no se había robado ningún peso del presupuesto estatal; bastaba mirar su declaración 3de3 en la que no anotaba más propiedades que una casa de Infonavit que le heredaran y otra casa que le regalaron; bastaba con enterarse de lo que dijo cuando lo informaron que Moisés Mansur lo tenía como heredero de cuantiosas propiedades.

Duarte estaba enfermo, porque una persona sana es incapaz de hacer lo que él hizo. Sin embargo, sí resulta interesante ver sus dibujos, que parecen salidos de una mente dislocada. Por supuesto no hay arte en ellos, son simples trazos que buscan una simetría atiborrada, pero al mismo tiempo laberíntica. Así era la mente de Javier Duarte. Sólo falta que en vez de cárcel lo quieran poner en un manicomio.

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