El Parque Lerdo, 145 años de historia

Lerdo
Parque Sebastián Lerdo de Tejada en el centro histórico de la ciudad de Xalapa FOTO: WAITE PHOTO
- en Opinión

Jorge Díaz Bartolomé / La historia de este espacio es tan antigua, que tenemos que remontarnos al siglo XVI, cuando se inicia el trazo de las primeras calles del centro histórico de Xalapa; el sitio pasó a convertirse en una Plaza mayor -conocida también como Plaza de Armas-, sin escalones, sin altura, al nivel de la calle principal, conocida como «Calle Real».

Pero la historia del lugar como lo conocemos en litografías y fotografías, data de la segunda mitad del siglo XIX.

Este pequeño jardín fue inaugurado por el cordobés don Francisco Hernández y Hernández durante su segundo mandato como gobernador de Veracruz, en el año 1872, tenía en medio una fuente abastecida con el manantial de Xallitic.

En los laterales del jardín, lucían bancas de solera remachada en la parte central, en los límites del mismo contaba con bancas corridas, recubiertas con pequeñas placas de mármol, traídas directamente de la casa de descanso -ya en ruinas- del General Antonio López de Santa Anna, ubicada en Puente Nacional, y que era conocida como «Paso de Varas».

En 1889 por iniciativa del gobernador Juan de la Luz Enríquez, se levantó en el lugar de la fuente, una estatua del xalapeño Sebastián Lerdo de Tejada, sucesor en la Presidencia de la República de Benito Juárez -decían quienes lo trataron, que el señor Lerdo acostumbraba ver de frente a su interlocutor sólo al saludarlo y al despedirse, y que en el curso de la conversación tenía la mirada fija en el suelo-. La estatua fue tallada por el escultor tlacotalpeño Francisco Sánchez Terán, a la vista del público, en su estudio en la esquina del edificio conocido como Techacapa.

En 1898, cuando Porfirio Díaz llegó a Xalapa siendo presidente para inaugurar el ferrocarril Xalapa-Coatepec, después de haber asistido a la recepción que se le ofreció en el Casino Xalapeño -entonces ubicado en la esquina de Lucio y Roa Barcena-, caminó por el Parque Lerdo con su comitiva, éste se detuvo un momento atento ante la estatua de Sebastián Lerdo de Tejada y dijo: «Este fue padrino de bautizo de doña Carmen Romero Rubio» -su esposa-.

En 1925 siendo gobernador el general Heriberto Jara Corona, ordenó el traslado de la estatua del señor Lerdo a la población del «Naranjal», llamada desde entonces Lerdo de Tejada. Inmediatamente después, fue destruido el parque, y dio una concesión a la compañía «El Águila» ¡para que levantara una gasolinera! Un hecho difícil de comprender.

Al hacerse cargo por segunda vez del Gobierno del Estado el coronel Adalberto Tejeda, y al inicio de su gestión en 1928, ordenó que se cancelara aquella concesión para construir en su lugar una monumental fuente espejo, conocida como «Neptunito»; sus dimensiones estaban fuera de lugar, al igual que la gasolinera, esto obedecía a los caprichos del gobernante en turno.

En 1941, el Gobernador Jorge Cerdán, accediendo a la petición de muchos xalapeños deseosos de devolver a la ciudad aquel hermoso espacio de esparcimiento familiar, mandó a derribar la fuente espejo y restituyó el pequeño parque, aunque no con las dimensiones del antiguo, pero con un adecuado aspecto ornamental acorde con la belleza del centro de la ciudad.

Para la primera mitad de la década de los setenta, este parque fue aún más reducido, ya que se implementó una especie de glorieta que lo rodeaba, esto lo hacía menos atractivo para las personas que acudían a él, dando la preferencia a los autos y dejando a un lado al peatón. Este era el principio que perdura hoy en día, «el auto es primero, el peatón después».

Actualmente el Parque Lerdo ya no existe, se le conoce como «Plaza Lerdo», y es una explanada simple que sirvió durante los últimos 12 años para manifestaciones sociales y otras pagadas por el gobierno. Quizá la idea de cambiar el parque por una plancha se debió a la idea de querer seguir el ejemplo del Zócalo de la Ciudad de México, que también alguna vez tuvo su parque y para años recientes, explanada.

Difícil pensar en la posibilidad de convertir ese lugar en un parque, ya que a Xalapa le fue creado uno más grande, cuando se tomó la lamentable decisión de demoler el ex-convento franciscano; como también sería inviable cambiar su nombre por el de Regina Martínez, como se planteó en el 2015, tomando en cuenta la historia antes mencionada.

Muchos han sido los cambios que ha tenido este lugar a través de los últimos 150 años, pero definitivamente amable lector, usted siempre será el mejor juez.

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