Eva Cadena, la única que podría reconocer a su interlocutora, y no lo ha hecho; lo demás son infamias

Eva Felicita Cadena Sandoval FOTO: MIGUEL ÁNGEL CARMONA/FOTOVER

El problema de hablar sin pruebas es que solito cae uno en la trampa de sus propias palabras. Los que acusan sin pruebas saben que no importa difamar, pues la infamia, sin pruebas recorre un buen trecho y se siembra en la mente de los incautos. Decir, sin pruebas, que Ana Winckler es la encargada de entrampar a Eva Cadena tiene como objeto desviar la atención hacia lo esencial de los videos. A una diputada de Morena la entramparon y la hicieron caer gracias a su codicia e ingenuidad.

Porque es ingenua la diputada al no darse cuenta en el discurso de quien la entrampa que el propósito era hacerla mencionar el nombre de López Obrador como un corrupto. La única que podría señalar directamente a su interlocutora es Eva Cadena y Eva Cadena no ha identificado a nadie. Lo que diga Nahle, lo que diga Cuitláhuac García sólo es sangre que les sale por la herida. No tienen pruebas y lo único que les queda es la maledicencia.

Como esa vez que el diputado García se fue contra sus propios militantes, con esa actitud de «me querían ver la cara de pendejo, pero no», acusándolos de llevar una camioneta del gobierno de Yunes Linares, lo cual resultó falso. Ahora lanza acusaciones sin pruebas, porque ya aprendió que se puede difamar sin sufrir consecuencias.

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