A los pocos meses de terminar su periodo presidencial, Felipe Calderón, una vez que se descubriera que su intención siempre fue entregar la presidencia a Peña Nieto, quien le garantizaba impunidad, marcó su distancia del Partido Acción Nacional y el PAN marcó su distancia de él. Después de un desastroso sexenio donde imperó la violencia y una guerra desordenada en contra del narcotráfico, donde se privilegió a ciertos grupos, los de Acción Nacional no querían saber de Felipe Calderón, quien significaba para ellos un lastre.
Pero nada más le entró en gana al alcohólico personaje de poner a su esposa en la presidencia para desde ahí el volver a controlar el país, y otra vez se puso los colores del PAN en el pecho y se puso a recorrer el país con la dama.
Ahora, como ve que la señora no levanta, ni siquiera con las bravatas de su mujer en contra de AMLO; le echa la culpa al dirigente nacional de su partido, a quien le propone cosas como si todavía fuera dueño del partido. Pero como no se las cumplieron, pues ahora sale con que se puede ir del PAN. Se ven lentos los panistas, tómenle la palabra.
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