Se acuerda usted de las entrevistas de Javier Duarte en Televisa y en El Universal, hasta se le salían los ojos para dejar muy en claro que él era inocente, que no se había robado ni un solo peso, que sólo tenía dos casas de Infonavit y un auto que le regalaron. Javier Duarte echaba la culpa a sus malquerientes, esos amos de la perversidad que le tenían envidia por haber sido tan buen gobernador.
Pues al parecer, esa misma estrategia está siguiendo la señora Gina Domínguez Colío, quien se dice inocente hasta que le demuestren lo contrario, quien defiende que su patrimonio es escaso y que todo lo que se ha ganado ha sido con el sudor de su frente. Gina Domínguez le echa a culpa a Alberto Silva de las notas que se han filtrado, y es que, dice Gina, la naturaleza de Silva es siempre hacia la maldad.
La pobrecita exvocera de Javier Duarte, durante tres años considerada vicegobernadora, se siente como adolescente en preparatoria a la que le hacen bullying. A ver si no corre la misma suerte que su gobernador, ese que también cantaba la canción del «yo no fui, yo te lo juro que yo no fui, son puros cuentos de por ahí, tú me tienes que creer a mí».
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