Él en Guatemala y nosotros en Guatepeor

Guatemala
Javier Duarte de Ochoa FOTO: WEB
- en Opinión

Jorge Flores Martínez / Es indiscutible que la corrupción no es patente exclusiva del Revolucionario Institucional, la podemos encontrar en miembros distinguidos de cualquier partido, es tan común que es imposible dar cinco nombres de políticos honestos o relativamente honestos, deben tratarse de una especie de rara avis.

Capturan a Tomás Yarrington, ex goberndor de Tamaulipas, en Florencia, Italia, tomando un café tranquilamente en compañía de un amigo, la policía italiana lo alcanza al salir del café y le pregunta “¿es usted Tomás Yarrington?”, se detiene y con seguridad responde que su nombre es José Ángel Márquez.

Lo anterior desata una tormenta no prevista por el gobierno de Peña Nieto, claro que la PGR lo buscaba, lo que no querían era encontrarlo y eso Yarrington lo sabía perfectamente, por eso la seguridad y el aplomo al contestar: “No, mi nombre es José Ángel Márquez”.

Eugenio Hernández Flores, también ex gobernador de Tamaulipas, es buscado por las autoridades estadounidenses por narcotráfico y lavado de dinero; en México simplemente se pasea con la total impunidad y hasta acude a votar en la casilla que le corresponde cuando es día de elecciones.

Un fiscal general de un estado de la república mexicana es detenido en Estados Unidos, no por tener nexos con el narcotráfico, la acusación en su contra es directa y sin rodeos, se le incrimina de introducción de cocaína, de metanfetaminas y de lavado de dinero, o sea, no tiene nexos, es narcotraficante. Lo peor es que el gobernador de aquella entidad se sorprende, dice que nunca se imaginó que el fiscal que él designó anduviera en malos pasos.

César Duarte, el de Chihuahua, es acusado de peculado por no sé cuántos miles de millones de pesos y de comprarse un banco con recursos públicos, prácticamente se sentó en una terraza en El Paso, Texas, y desde ahí se burló de todos los chihuahuenses. Se escapó con la mayor tranquilidad, la PGR simplemente estaba viendo para otro lado.

A Javier Duarte le prestaron el helicóptero para que se fugara y lo peor de todo, los prósperos supieron desde antes que se iba a girar la orden de aprehensión. El delito de Flavino Ríos, además de su carácter penal, es del orden moral y ético, fue parte de la delincuencia organizada y yo, en lo personal, no creo que no estuviera al tanto de todo.

Podemos seguir con Borge, el de Quintana Roo; los Moreira, de Coahuila; Rogelio Medina, de Nuevo León; y así sin querer la cosa, los priistas haciendo cuentas a números gruesos representan varios puntos del producto interno bruto de México.

Ahora vemos que Javier Duarte es detenido en Guatemala, de ese tamaño es la tormenta que desató la captura de Yarrington; era indispensable para el gobierno de México lavarse la cara y así tener los elementos mínimos para solicitar al gobierno italiano que el tamaulipeco no sea extraditado a Estados Unidos, es extraordinariamente peligroso para la nomenclatura priista, más en estos momentos en que Donald Trump solo requiere una pequeña prueba para demostrar que nuestra clase política es parte de la delincuencia organizada y utilizar toda la información a manera de chantaje en cualquier negociación futura.

No soy amigo de las teorías de complot, pero esta captura reúne todas las características de una entrega pactada, lo negociado es la libertad de su esposa y su familia política, así como dejar fuera del juicio una parte de lo saqueado. Una cosa es capturarlo y, otra es tener perfectamente acordado que es lo que va a declarar y a quiénes va a señalar como cómplices.

Solo es cuestión de pensar y unir los puntos, López Dóriga informó que Duarte estaba en Canadá; después, se sabe que su concuño fue visto en el aeropuerto de Toluca con miles de euros y con la intención de ir a Guatemala con los hijos de Javier y Karime, en un vuelo privado, se desliza la documentación del vuelo con la lista de pasajeros; mientras tanto, horas antes, a todos los medios nacionales se les filtra la información de la inminente captura y tienen tiempo de trasladar a sus corresponsales a Panajachel, a unas dos horas de la Ciudad de Guatemala, todo lo anterior aunado a la información no precisa si la familia de Javier se encontraba o no en el momento de su captura en el hotel, cuando era confirmado, que por lo menos ya estaban en Guatemala.

Es posible que una de las condiciones para entregarse era que le permitieran ver a sus hijos antes de su captura. No creo, no me parece posible que haya relajado su comportamiento en estos días, pienso que lo único que procuraron evidenciar es el viaje de su familia a Guatemala y el supuesto intento de acordar un vuelo privado a Europa en 40 mil dólares en efectivo, lo anterior con la intención de dejar evidencia de que se trató de un error de logística de los Duarte Macías lo que permitió su captura, más que una entrega pactada.

Con esta negociación, Fidel debe añorar la seguridad del consulado de Barcelona, lo peor para él es la incertidumbre, Yarrington y Duarte son veneno puro para el nopaltepecano fiel, creo que deberá dejar el país en las próximas horas y procurar un lugar de bajísimo perfil para desaparecer casi por completo los próximos meses.

Cualquier pena que la ley contemple es poco, muy poco para el gigantesco daño que ocasionaron a Veracruz, se la merecen enteramente. Los desplantes insultantes de Javier, el cinismo de Fidel, las libretas estúpidas de Karime, los abusos indecentes de los suegros, los excesos de los hermanos y cuñados, y los miles, miles, y miles de millones de pesos que se robaron en complicidad con los Abdala, Mota, Silva, Carballo, Lagos, Ríos, Guzmán y demás fauna nocivísima que decidieron simplemente mandarnos a la chingada a todos los veracruzanos.

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