El sexenio que vivimos en peligro

Azufre
Fidel Herrera Beltrán FOTO: MIGUEL ÁNGEL CARMONA

A muchos nos tocó ver cómo desde el gobierno de Fidel Herrera el crimen organizado fue acomodándose a nuestra cotidianeidad. Los grupos de criminales empezaron a hacerse presentes, no sólo en los robos a negocios que iban aumentando, sino además en el control y extorsión de las personas que vivían del comercio informal. Era un secreto a voces que el crimen organizado controlaba los tianguis. En el caso de la mercancía de películas pirata, ellos tenían a sus propios distribuidores y obligaban a que no se vendiera otro tipo de mercancía pirata, sólo la suya.

Surgieron voces disidentes que pidieron protección a las autoridades, protección que no llegó, sino que además se puso el dedo encima a esos que lideraban los reclamos; finalmente los asesinaron. Después nos dimos cuenta de cómo el crimen organizado operaba a plena luz del día. En las redes sociales se subían los videos de los secuestros, de la resistencia que los ciudadanos ponían, sin saber todavía que esos criminales estaban decididos a todo. También nos enteramos de la colusión de algunas dependencias de gobierno.

La policía y Tránsito del Estado eran prácticamente controladas por esas bandas criminales, las cuales pagaban piso a los mandos policiacos para que los dejaran operar. Había que tener cuidado, no se podía publicar gran cosa en los medios. Aquellos que lo hicieron también fueron asesinados. Ni el gobierno estatal ni los gobiernos municipales hicieron nada por evitar que las ciudades fueran tomadas por los delincuentes.

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