El clamor de la sociedad veracruzana y de muchos medios de comunicación que pedían la detención inmediata de Javier Duarte, se ha transformado en una incertidumbre silenciosa. Una sociedad lastimada hasta el exceso por el saqueo y la impunidad, sólo ve pasar lentamente los días sin noticias del prófugo más famoso del país.
Y son precisamente los veracruzanos los más interesados de que Karime Macías y Javier Duarte, los «Bonnie y Clyde» tropicales, vayan a la cárcel, aunque lo más importante es devuelvan lo saqueado. Que no sean amparados por la impunidad de los cómplices que compró con el dinero de los veracruzanos. Y es que, ante la falta de resultados de parte de la PGR, las sospechas surgen por todos lados.
Algunos especulan que altos mandos de la Marina le dan el pitazo y que esta acción les ha permitido huir para no ser atrapados. Otros más osados ya lo dan por muerto, ya que según este prófugo, sabe de qué color son los trapitos íntimos del presidente Peña.
Lo único cierto, como dice la canción de Pablo Milanés, es que «el tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos». Y por cierto, el fracaso en las investigaciones perjudica tanto al gobierno de Peña Nieto como al de Miguel Ángel Yunes Linares.
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