Los Duarte-Macías se daban vida de príncipes cuando eran lacayos de sus apetitos, de sus vientres, de su obscena ambición

Karime
Karime Macías Tubilla y Javier Duarte de Ochoa FOTO: WEB
- en Avenida Principal, Carrusel

Señalética CoronaDespués de leer la nota del periódico Reforma, donde los guaruras relatan los abusos y excesos que cometía la familia Duarte-Macías, uno no puede menos que exigir que los atrapen y los metan en alguna cárcel.

Entienda usted por favor, mientras los adultos mayores se les negaba su pensión de 60 y más, la señora Karime Macías de Duarte se iba dos veces al mes, con todo un ejército de escoltas a la Plaza Antara en Polanco al salón de belleza; mientras las madres perdían a sus hijos en las calles, porque se los arrebataba el crimen organizado, Javier Duarte comía tacos en el Tizoncito de Moliere.

Mientras muchos niños sufrían por el dolor que les provocaba el cáncer, Javier Duarte se daba sus encerronas con sus chichifos Moisés Mansur y Franky García en el departamento de Jaime Porres en Polanco; mientras muchas personas carecían de lo más básico, Javier Duarte podía pagar «un millón 250 mil pesos a Equs Operadora de Servicios para organizar un evento en el Club Hípico Xalapa en abril y mayo».

En serio, si el gobierno Federal no nos entrega a Javier Duarte, que se olvide de Veracruz en las próximas elecciones.

Todos los derechos reservados. Este material no puede ser publicado, reescrito o distribuido sin autorización.

Comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *