Tanya, Sheridan, Rodrigo

TAnya
Xalapa, Ver. Tanya Carola Viveros Cházaro, Judith González Sheridan y Rodrigo García Escalante FOTO: MIGUEL ANGEL CARMONA/FOTOVER/LEGISVER/ YOUTUBE
- en Opinión

Salvador Muñoz / A punto de cumplir un mes, algunos diputados de la LXIV Legislatura recibieron críticas de la prensa o cibernautas por sus atuendos o algunos accesorios. La primera fue Tanya Carola Viveros Cházaro, por haber llegado con tenis y pantalón de mezclilla a su toma de protesta como diputada. La segunda, curioso, otra legisladora por Morena, Judith González Sheridan, por una bolsa que presumen es muy cara. Y al último, a quien pasaron por “tijera”, fue a Rodrigo García Escalante, por usar un reloj que igual consideran, es costoso… pero vamos por partes.

II

La crítica a Tanya fue porque consideraron que debió usar una ropa más formal para un acto protocolario, pues al usar tenis y mezclilla, lo rebaja a un mero acto “procto-colario”.

Quizás hubiera gustado ver a Tanya en traje sastre, zapatillas y un peinado muy “nais”, aunque sólo fuera por apariencia.

En lo particular, espero que lejos de su atuendo, haya un trabajo serio, alejado de “ismos” y más preocupado por los veracruzanos. Si hay una iniciativa y una labor en pro de los ciudadanos (y no del Peje o Cuitláhuac en particular), Tanya puede llegar en tenis o descalza, con tal de que ello no riña con su intelecto.

III

Allá en el sur la conocen como July Sheridan. Es polémica. Ya se enfrascó en pleito con la prensa de Mina porque hay quienes aseguran que tasó a todos por “pseudo-periodistas y corruptos”. Ya la balconearon “viendo pa’dentro” en plena sesión legislativa, igualito que Alfredo Gándara ¡y en la misma curul! Y ahora se la comen porque aparece con una bolsa de marca, que según las conocedoras, las señoras, está valuada (si no es pirata), entre 15 y 20 mil pesos a ojo de buen cubero.

Un buen par de zapatillas y una buena bolsa, recomiendan en la película “Loca por las compras”. Se supone que las damas, teniendo ello, basta la imaginación para combinar y lucir siempre elegantes. ¡Ojo! No hay que verlo como un gasto, sino como inversión (recomiendan).

La esencia de la crítica hacia González Sheridan es porque al usar esa bolsa de marca rompe con la filosofía de austeridad que predica El Peje, Andrés Manuel López Obrador… aunque siendo sinceros, si fuera de cualquier otro partido, igual se criticaría… ¿por qué? es nuestra naturaleza humana… como cuando vemos al vecino estrenando carro.

IV

Una “mollejota” en la muñeca lucía Rodrigo García Escalante durante la comparecencia de su padre, el contralor García Guzmán. “Tiene días de ser diputado y ya usa un reloj exclusivo”. Han de perdonar los lectores, pero el que escribe no usa reloj, cadenas u otro accesorio similar por lo que desconoce qué tan caro o exclusivo puede ser el reloj de García Escalante. Si lo es, no me extrañaría pues que sepa, Rodrigo está catalogado como nacido “en pañales de seda”; es decir, el lujo no le es ajeno y de ello no podemos culparlo.

V

Ahora, como sociedad, a veces nada nos tiene contentos… si Tanya con sus tenis o Sheridan con su “Buitrón” o Rodrigo con su relojote exclusivo… pero es comprensible nuestro comportamiento, y esta vez no tanto por naturaleza humana, sino por el episodio negro que a su máxima expresión hemos visto en torno a nuestros últimos servidores públicos, tanto a nivel ejecutivo como legislativo. Estamos “escamados”… pero tampoco podemos pedirle a Tanya que deje de ser Tanya o a Sheridan y Rodrigo que sean “humildes”, “sencillos”, porque eso sería pura “apariencia”, un disfraz… a lo mejor, quizás exagerando, debiera caber en Sheridan y Rodrigo la prudencia. Es decir, ante una sociedad lacerada por la ambición de una banda que en su mayoría se generó desde Palacio de Gobierno hasta el Legislativo, lo mejor que pudieran hacer, aunque tengan los recursos, sería dejar de presumir su ostentosidad…

CAXA, ¡qué desmadre!

Entramos con diez minutos de antelación a la Central de Autobuses de Xalapa (CAXA). Avanzaba lentamente esa larga fila de vehículos de la entrada a la estación hasta la sala de espera. Un rápido cálculo entre la vuelta de rueda, multiplicado por los más de cincuenta carros en hilera, más los 35 que circulaban por el camino que se bifurca para dar paso a los autos particulares, restándole mi paciencia, daba lugar a un “¡Bajamos acá y caminamos… no vamos a llegar!”, ecuación que le valió madres a la Mujer y con el accionar de los seguros a las puertas impidió mi descenso con un “sí llegamos”, mientras que por la ventanilla veía señoras, jóvenes y demás fauna corriendo porque a ellos ya se les iba el bus. Tras dos o tres uñas comidas, llegamos a la entrada faltando cinco minutos para la salida… ¡qué pinche caos! Y aunque no se crea, fue casi el mismo tiempo que nos hicimos para salir…

Es seguro que si los directivos de la CAXA preguntaran al usuario cómo ven el sistema implementado para la circulación de taxis en la estación, ¡muchos los mandarían a la chingada! Por más que me paro y observo que los taxis estén hasta la entrada de la sala de espera, no alcanzo a ver la funcionalidad.

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