No cabe duda, el que nace ladrón se puede robar el presupuesto de todo un estado y hasta un clip en una oficina. Para muestra dos botones: Contaba Luis González de Alba lo siguiente sobre un exgobernador de Veracruz: «En una ceremonia en el Banco de España, a Fidel Herrera le gustó un cenicero y se lo echó al bolsillo del abrigo. Otro mexicano lo amenazó con denunciarlo si no lo dejaba. También los hay. ¡Atornillen los ceniceros!».
El otro botón de muestra es por supuesto Javier Duarte, quien se llevó hasta los colchones de la Casa Veracruz. Y es que cuando los alcaldes inspeccionaron el recinto que es la residencia oficial del mandatario veracruzano, se dieron cuenta que Javier Duarte se había llevado televisores, cuadros de las paredes, muebles, vinos de mesa y hasta el papel de baño.
Lo que decimos es grave sobre todo porque la Casa Veracruz y todo lo que contenía no era propiedad ni de Karime Macías ni de Javier Duarte, la Casa Veracruz es de los veracruzanos y todo lo que en ella había, hasta los pavorreales, eran propiedad de los veracruzanos. De modo que Javier Duarte y Karime Macías no se llevaron las cosas de la Casa Veracruz, se las robaron, porque su cleptomanía es crónica, su codicia será legendaria.
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