En verdad que el doctor Flavino Ríos Alvarado está disfrutando ser gobernador aunque sea por unas cuantas semanas. De cierta manera está tratando de mostrar la diferencia que existe entre una persona con vocación de gobernar, y un sátrapa que llegó sólo a robarse lo que no le pertenecía.
Se le pueden reprochar muchas cosas a Flavino Ríos Alvarado, sobre todo en eso de servir de tapadera de Duarte y consecuentarlo en sus locuras, tales como la basificación, el uso del 3% a la Nómina para pagar deuda o la intentona de poner magistrados anticorrupción. Sin embargo, la manera como ha conducido el gobierno en estos pocos días nos muestran que Javier Duarte fue un cretino al que poco le importó conducir de manera correcta el estado; su interés estaba en su vientre, en complacer los caprichos de su esposa, en adueñarse de propiedades con dinero del presupuesto que le entregaban.
El sólo hecho de haber desviado dinero para la salud y educación de los veracruzanos, tan sólo para obtener propiedades en Valle de Bravo, hablan de un sujeto sin escrúpulos, criminal, sociópata. Flavino debería reprocharle a Duarte el no haber dejado el gobierno meses atrás, seguramente él podría haber arreglado algunas cosas que hoy día ya no tienen remedio.
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