En un estado como el nuestro, donde reinó la mentira, la traición y la corrupción es necesario que a todas las instituciones que componen y forman parte del estado de Veracruz les sean revisadas las cuentas. Es sabido que el saliente gobernador pervirtió y corrompió a los otros poderes, tanto el Legislativo como el Judicial. Por eso es necesario auditar desde la más sencilla dirección hasta el mismo Congreso del Estado.
Por cierto, para el ejercicio de sus propias funciones, el Congreso local, comandado por uno de los más férreos cómplices de Javier Duarte, el maestro Juan Nicolás Callejas Arroyo, tuvo en sus arcas la friolera cantidad de 676 millones 900 mil pesos sólo para el 2016, para su uso y discreción con una patente de Corzo que el Nerón veracruzano le otorgó.
Y no es por levantar suspicacias, pero el encargado de darles el visto bueno a los cheques que salían del Congreso era su fiel escudero Serafín Hernández Sahagún, actual director de la Tesorería del Congreso estatal. A como están las cosas, no estaría mal que el nuevo gobernador le echara una miradita a las cuentas del encargado del Congreso local, que siempre estuvo supeditado a las órdenes del alicaído gobernador saliente. Total ya casi se van, sólo les restan un poco más de 20 días.
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