La situación de los jóvenes desaparecidos entre Boca del Rio y el Puerto de Veracruz, y que ayer desgraciadamente se confirmó su muerte al encontrar sus restos en el municipio de Camarón de Tejeda, viene a agravar el ambiente de descomposición social que existe. La presencia de Javier Duarte como gobernador ya es innecesaria e irrelevante. La Fiscalía General del Estado, impulsada y sostenida por el aun mandatario, es un trebejo que no sirve para nada.
Las autoridades de la Fiscalía se muestran muy solícitos y les ofrecen todas las a facilidades los padres de los jóvenes asesinados atrozmente, transportándolos y acompañándolos. Consideran que ese es su trabajo, pero están equivocados; antes que todo debieron garantizar la seguridad de los jóvenes en vida. Los aparatos encargados de proporcionar seguridad a los veracruzanos son un rotundo y vergonzoso fracaso.
Se ha sabido que el gobernador electo está solicitando el apoyo de los diputados federales de su partido para que la Federación ya meta las manos y quite, sí, que quite al mal logrado gobernador que está empeñado en continuar en el puesto. Es necesario que la Secretaría de Gobernación apriete el paso para garantizar la seguridad física de la juventud veracruzana, esté coludida o no con los maleantes, eso es asunto secundario.
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